Municipio cerrado a la ciudadanía

Pobre Guayaquil, del fangal populista del bucaranismo a la dictadura socialcristiana, y ya vamos sufriendo estos excesos casi medio siglo

No constituye novedad que la actual administración municipal es ciega, sorda y muda, pues ni atiende los reclamos de la ciudadanía, ni contesta sus peticiones, ni recibe delegaciones. Este tipo de cerrazón se debe -yo pienso- a las ocupaciones de la alcaldesa, que se haya metida de cacho y barba y a tiempo completo en una campaña electoral anticipada. En otras palabras, por el futuro, está dejando escapar el presente, sin darse cuenta de que su administración actual tiene falencias enormes y que la ciudadanía está molesta por ello. Y si a esto se suma su situación personal, que le resta el poco tiempo que le queda libre, veremos que la cosa se complica aún más y que no tendremos una apertura a la ciudadanía en lo que va de este y el próximo año. Pobre Guayaquil, del fangal populista del bucaranismo a la dictadura socialcristiana, y ya vamos sufriendo estos excesos casi medio siglo. ¡Señor alcaldesa, concurra al despacho, reciba a los concejales, atienda al público, hágase sentir en palacio! Hay semanas enteras en las que no hace acto de presencia. 

Rafael Laredo