La mentira y la verdad. Cuidemos nuestro voto

En una camada de improvisados político, el objetivo no es encontrar la verdad. Se trata de desprestigiar, de tomar decisiones políticamente convenientes aun a sabiendas de que no es lo que se necesita en ese momento. En cualquier caso, se tiende a mirar con buenos ojos datos incompletos o meras estimaciones que ayudan a confirmar formatos ya concebidos, antes que las pruebas ciertas que indiquen que no se va por buen camino. Un político serio, dueño de una personalidad alta pese al desgaste, busca el camino real. ¿Recuerdan las célebres palabras, solo puedo ofrecerles: lágrimas, sudor y sangre? Cuenta la leyenda que un día la verdad y la mentira se encontraron. Buen día, dijo la mentira. Buen día, dijo la verdad. Hermoso día, dijo la mentira. Y la verdad se asomó para ver si era cierto. Lo era. Hermoso día, dijo la verdad. Aún más hermoso está el lago, dijo la mentira. La verdad miró al lago, vio que la mentira decía la verdad y asintió. La mentira corrió hacia el agua y dijo: el agua está aún más hermosa. Nademos. La verdad tocó el agua; realmente estaba hermosa y confió en la mentira. Ambas se sacaron las ropas y nadaron tranquilas. Salió la mentira, se vistió con las ropas de la verdad y se fue. La verdad, incapaz de vestirse con las ropas de la mentira, comenzó a caminar sin ropa y todos se horrorizaban al verla. Y así hasta ahora, la mayoría de la gente prefiere aceptar la mentira disfrazada de verdad y no la verdad desnuda. Votemos el 11 de abril por la verdad desnuda.

Ab. Franklin Lituma Manzo