El menosprecio no es vara mágica

Un incidente que trajo a mi memoria la moraleja de “la carreta vacía”: el robo del candado de la puerta de uno de los parques peatonales del sector. En dicho lugar trabaja un señor desde las 08h00 hasta las 17h00; él hace el mantenimiento y limpieza del parque. La desaparición del ítem hizo que las sospechas recaigan sobre él. Un morador le reclamó la entrega de $ 20 para la reposición. Pese a que el trabajador intentaba explicarle que el robo ocurrió en la noche, que él entrega herramientas y existe una persona que supervisa su salida, el peticionario no entraba en razón. Sus alegatos eran: “gracias a que trabajas aquí tienes que comer. Esos $ 20 los puse yo reduciendo mi presupuesto, pero qué vas a saber tú de presupuesto, para eso se estudia y no se vive del subempleo”. Atropellar verbalmente a una persona por su humilde condición no es digno en nadie y menos en quienes pregonan sus estudios. Comportamientos barriobajeros y descalificaciones de sal gruesa no reponen candados.

Ing. Isabel de Cordovez