¿Hasta cuándo tanta injusticia?

Todos son incapaces, corruptos e ineptos y el tiempo me dio la razón

Mi país es digno de mejor suerte. Pensé que por fin esto iba a cambiar con la designación de un verdadero administrador, empresario, hombre de derecha. Voté por él porque preferí a un administrador que a un vago teórico cuyas promesas y ofertas de campañas eran demagógicas. En todas las elecciones pasadas anulé mi voto. Todos son incapaces, corruptos e ineptos y el tiempo me dio la razón: 14 años de ser gobernado este país por dos vagos socios listos; estos últimos años me dan la razón cuando salen a la luz escándalos de corrupción en todas las entidades públicas: petroleras, universidades, hospitales. Los negociados salen a flote tras varios años de tenerlos bien guardados y archivados, con complicidad de jueces y fiscales corruptos y autoridades de control como los dos últimos contralores titulares que están presos. La actual Asamblea es capítulo aparte: todos sin excepción deberían irse a su casa si tuviesen dignidad y sangre en la cara. Lo último que faltaba y que causa estupor en el colmo del absurdo es que 160 personas, entre médicos y enfermeras del hospital IESS Quito Sur, han sido despedidas. ¿Así nomás, porque sí? Se olvidaron de que ellos sí son héroes de guerra, que pusieron el pecho a las balas durante dos años de pandemia por COVID-19? Incluso algunos murieron en cumplimiento de su deber, y ahora los despiden como diciendo "ya no se los necesita". ¿Es que acaso porque terminó la pandemia ya no deben estar allí? ¿Hasta cuándo tanta injusticia?

Roberto Flores