Educación: tecnofóbicos vs. tecnófilos

Las actitudes humanas han enfrentado una transformación constante con el transcurrir de los tiempos. Nos atrevemos a pensar, como aquel hombre tecnofóbico, que cualquier desarrollo tecnológico es perjudicial para la sociedad debido al desplazamiento del humano. Por otro lado, aparece el tecnófilo, con sus creencias por las nuevas tecnologías de la información y comunicación (NTIC), como salvamento de sus tareas rutinarias. ¿Cómo te consideras? ¿Tecnofóbico o tecnófilo? Los primeros están anclados en el rechazo rotundo frente a la incorporación de las NTIC, en el ámbito educativo, porque es culpable de los grandes males de la sociedad y de la educación. Además, ven mal que las nuevas generaciones sean presas fáciles de los nuevos inventos tecnológicos; consideran que las NTIC deshumanizan, distraen y son responsables de la falta de interés de los estudiantes. Es más conveniente pasar horas al frente de un aparato electrónico o con el teléfono celular, que leer o interpretar un texto. Estas expresiones son características de este grupo de docentes. En cambio, los tecnófilos son amantes incondicionales que buscan apoyarse en la tecnología como ayuda al proceso de enseñanza-aprendizaje. Se apegan tanto a la apropiación de la tecnología porque prevalece el criterio de calidad educativa, basados principalmente en explorar nuevas herramientas y recursos NTIC para su práctica docente. Estos docentes tienen bien claro el panorama, pues explican que con las NTIC sus alumnos logran aprender más y mejor. En realidad las computadoras, celulares, tabletas, vinieron a quedarse en la educación por largo tiempo, ante una evolución vertiginosa.

Finalmente, es posible que los docentes tecnofóbicos sientan miedo al cambio de paradigma y de su forma de enseñar frente a nuevas formas de aprender. Los docentes tecnófilos, se sienten mejor utilizando las NTIC frente a sus estudiantes, con actualización constante.

Mg. Roberto Camana-Fiallos