Diferencias no existen si lastiman a los padres

Si los hijos tienen oportunidades que los padres no tuvieron, agradezcan al Todopoderoso y no desarrollen violencia verbal cuando los ven en situación de vulnerabilidad.

Cerca de mi casa hay una tienda. En sus inicios era pequeña pero con el transcurso del tiempo se ha agrandado. Sus dueños tienen seis hijos, dos adolescentes y cuatro niños, las dos primeras adictas a la tecnología; no sueltan su celular ni para comer. Hoy compré un producto y la dueña tuvo dificultad para darme el vuelto. Practico la filosofía de “no dar el pescado sino enseñar a pescar” y esperé hasta que ella reflexione con la cantidad correcta, pero tal acción fue interrumpida cuando la hija mayor, sin que nadie la llame, dijo a la madre: “que no sabe restar o quiere que le deletree los números”. Ante tal insolencia le dije a la menor de edad: “no es para tanto y compórtate”, y ella, con mirada fulminante, me respondió: “siempre hay que marcar diferencias entre ellos y nosotros”. La señora entre lágrimas y nervios me dio el vuelto correcto pero la hija no dejaba de verme con ojos cual luces intensas.

Cada día al despertarme, agradezco a Dios poder oír, ver, escuchar y valerme por mí misma, por tener familia a quien amar y que me amen, por permitirme ser lo que soy, y no por ello menosprecio a aquellos a quienes las circunstancia de la vida les fueron esquivas. Si los hijos tienen oportunidades que los padres no tuvieron, agradezcan al Todopoderoso y no desarrollen violencia verbal cuando los ven en situación de vulnerabilidad.

Ec. Mayrisol del Castillo