Somos un completo desastre

Hoy estamos mejor enterados, casi al instante; sin embargo, conocedores de la prevención, no nos volcamos de lleno a esa única tarea para salvar vidas. Usar mascarilla, lavarnos las manos y distanciamiento prudencial. 

El virus COVID-19 lo conocimos en febrero, aunque autoridades y científicos ya conocían de aquello desde diciembre del año pasado. Ecuador mantiene un controlado caos con relación a esta enfermedad donde fallecidos, infectados y curados no tienen una cifra confiable. Israel ha reportado 2.5 millones de habitantes de los nueve que tiene, como examinados. EE. UU. 90 millones de 328, con una media de 270 mil por millón. En nuestro país no tenemos ninguna estadística creíble. El ente de salud, municipios, medios de comunicación y otros se contradicen, o en el mejor de los casos los datos son completamente distintos. La gripe española (1918-1919), nacida en EE. UU. y publicitada en España al no participar en la I Guerra Mundial, dejó 100 millones de muertos; en 1968 la gripe de Hong Kong, un millón de muertos; la peste bubónica, nacida en China, también dejó en 1854 cerca de 12 millones de fallecidos. El sida, 25 millones de muertos; el sarampión 200 millones, y la más grande, la famosa viruela: se dice que 300 millones han muerto. Es triste, espeluznante, darnos cuenta lo que ha sucedido con la humanidad. Hoy estamos mejor enterados, casi al instante; sin embargo, conocedores de la prevención, no nos volcamos de lleno a esa única tarea para salvar vidas. Usar mascarilla, lavarnos las manos y distanciamiento prudencial.

Ab. Franklin Lituma Manzo