Cartas de lectores | ¿Para qué carajo una asamblea?

La nueva estructura política de Ecuador deberá estar constituida por la representación de auténticos grupos sociales

El Diccionario de la RAE define asamblea como el “órgano político constituido por numerosas personas que asumen total o parcialmente el poder legislativo”; institución que a través de sus miembros analiza, discute y redacta leyes en beneficio del país. Lamentablemente en Ecuador, hace rato se ha convertido en una lacra para los ecuatorianos. Con excepciones, la asamblea reinante (es imposible escribir asamblea con mayúsculas) no es más que una reunión de fantoches decididos a repartirse botines de poder, cobijar a delincuentes y narcotraficantes y a quien lleva desde el exterior la bandera del descrédito y corrupción: Rafael Correa. ¿Para qué carajo una asamblea? La atroz circunstancia que atraviesa el país nace en la estúpida manera de conducir la Función Electoral, gracias a un desautorizado CNE, que cobijado por leguleyadas aprobó casi 300 movimientos y partidos políticos que han pulverizado y ensuciado a una noble institución: el Poder Electoral. El actual CNE no tiene perdón, tampoco los tramposos politiqueros que han montado una estructura electoral destinada a crear caos total y a sacar el mejor provecho de ello. No existen en Ecuador partidos políticos sino grupitos de desaforados, ávidos de lograr compartimentos -aunque sean minúsculos- de poder, a través de alcaldías, concejalías, etc. La arena política es un desierto; no hay líderes que puedan crear una organización política con miles de afiliados dirigidos por gente honesta y calificada, capaz de cumplir con dignidad, lealtad y honestidad con la obligación de formar desde sus filas auténticos líderes políticos que forjen realmente una actividad política digna. La estructura política ecuatoriana tiene que ser inevitablemente cambiada, reorientada y ligada a las exigencias de la democracia, tal y cual la define la RAE: “doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno; predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”. Jamás se menciona que deban existir partidos y/o movimientos políticos. Algunos quedaron atados a una configuración del sistema electoral ‘tradicional’, completamente superado por la realidad. La nueva estructura política de Ecuador deberá estar constituida por la representación de auténticos grupos sociales, cámaras de la producción, sindicatos, gremios, que elijan desde su interior a quienes tendrán sobre sí las responsabilidades de gobierno y del ejercicio de autoridad en el Congreso, el Ejecutivo, etc.; personas racionalmente elegidas. La otra opción es seguir como estamos.

Francisco Suárez Pasquel