Hay que ver el entusiasmo con el que Lenz y Blue acompañan a Melissa Vélez. Estos dos perros, además de ser sus ‘mejores amigos’, son sus asistentes en algunos de los entrenamientos que realiza por la ciudad.

Los parques se vuelven su oficina, y desde allí educa a las mascotas que le confían las familias.

Si bien trabaja en ello desde hace cuatro años, cuenta que le apasionan los animales desde su infancia, al punto que llegó a tener alrededor de cinco canes.

Por ello, y llegado el momento de elegir a lo que se dedicaría el resto de su vida, decidió enfocarse en aprender los códigos de esta especie que tanto cuida y defiende. 

RENUNCIAR PARA APRENDER

 “Me encanta cómo los perros son capaces de aprender un montón de cosas, pero sobre todo, su vínculo con los humanos. Ellos no nacen sabiendo cómo adaptarse en un hogar. Entonces me parece importante enseñarles a las personas cómo comunicarse con ellos, para que haya una convivencia sana desde casa”, comenta.

Con ese interés lanzó su emprendimiento a finales de 2019. “Yo tenía un trabajo fijo y los entrenamientos empezaron siendo un extra porque recién empezaba. Hasta que en febrero de 2020 decido renunciar a la empresa donde laboraba para dedicarme de lleno a lo mío” dijo. Y así con la pandemia, el confinamiento y la nueva normalidad, se adaptó y no bajó los brazos.

En ese instante lo online fue su puente de conexión, pero al día de hoy todo es presencial. Desde entonces ha podido graduar a muchos canes debido la alta demanda. “Cada vez más familias están adoptando”, dice orgullosa y agrega que la clave de sus clases es trabajar junto con los dueños los hábitos y modificación de conducta del animal.

A ella llegan de todo tipo desde los más mansos hasta agresivos. “He recibido par de mordidas fuertes, pero gracias a Dios no han sido de razas muy grandes”, confiesa entre sus gajes del oficio.

Sin embargo, eso no es un contra en sus días. “Los perros han venido conviviendo con nosotros hace más de 10 mil años, y esa es la parte que me apasiona seguir explorando”.

EN EL RING BELGA

En la semana, Melissa balancea su ritmo practicando Ring Belga. Se trata de un deporte en donde ella cumple el papel de figurante. “Soy la persona que recibe la mordida del perro. Sin embargo, voy protegida con un traje especial”, explica.

Además de estar apasionada por la práctica, ésta la ha vuelto mejor entrenadora. “Se aprende a respetar al perro como un animal, y se lo deja de ver como el peluche de la casa” dice sobre las enseñanzas.

Acota que no todos están aptos para ese deporte. Son por lo general canes mansos y completamente sociales.