Creada en 1853, la parroquia rural de San Francisco de Sinincay se ha convertido en la ‘Cuna de Artesanos’. Con una población de cerca de 18 mil habitantes, ha ‘parido’ a reconocidos y habilidosos artífices dedicados a la elaboración manual de tejas, ladrillos, mármol, paja toquilla, cerería y madera.

Se le otorga el lugar de importancia como fuente principal para el reconocimiento de Cuenca como ‘Ciudad Mundial de la Artesanía’, título que le otorgó en 2020 el Consejo Mundial de Artesanías (WCC: por sus siglas en inglés).

Está ubicada a siete kilómetros al noroeste de Cuenca. Su nombre Sinincay proviene del cañari que significa ‘quebrada honda’ o ‘agua dulce donde se bañan las doncellas’. Lo de San Francisco es en honor a su patrono, como la bautizó el sacerdote Isaac Ulloa el 17 de mayo de 1898.

A más de las artesanías, los nativos se dedican a la agricultura y al mantenimiento de huertos caseros, cuyo verdor sobresale y contrasta con las viviendas de teja, adobe, bahareque y carrizo, en comunión con casas modernas, producto de la migración y la expansión urbana de la capital azuaya.

Cuenta con una serie de cascadas y rocas grandes en donde los turistas comúnmente llegan para apreciar las vistas naturales y tomarse fotos como recuerdo.

Es famosa y conocida por sus trabajos en la elaboración de ladrillos, mármol, paja toquilla, cerería y madera, productos con los que a través de una feria exposición se apresta a conmemorar en febrero los 170 años de parroquialización.

Para todo febrero se ha programado una serie de actividades. Destacan la elección de la reina, en el Coliseo Multiusos, un desfile cívico cultural a lo largo de la av. 5 de Febrero, el festival gastronómico y cultural y la competencia atlética 5K y 2k, entre otros eventos.