Como si fuera una película de Hollywood, la acción comienza con unos primeros planos rápidos. Dos tipos se bajan del auto y empieza la balacera. Son sicarios. Ya se siente la muerte. Este violento episodio criminal quedó registrado en un video que se publicó en redes sociales y confirma que los sicarios usan estas grabaciones no solo para infundir mayor terror entre la ciudadanía, sino por narcisismo y para ‘mejorar su currículum de maldad’.

Así lo señalan una experta en perfilación criminal y otro en seguridad, y dos psicólogos clínicos, quienes aducen que a la vez que se hace una apología al crimen se intenta generar en la sociedad, en las autoridades y hasta en las bandas rivales la sensación de poder.

“Para ellos (los criminales) es una apología al poder, es demostrar que pueden hacer lo que les da la gana y mostrarlo a sus rivales”, asegura la perfiladora criminal Ana Minga.

Aunque también es burlarse de la justicia, “porque saben que los expertos pueden paralizar imágenes (de los videos) e identificar rostros, pero es como si dijeran ‘yo muestro poder porque sé que no me pasará nada’. Así maquinan en sus cabezas”, asegura la experta.

• Fiesta con armas y como narcos

Un caso de eso lo refleja una fiesta acontecida el año anterior, donde Alexia dice que una amiga (oculta su nombre por seguridad) hizo una fiesta con un pastel adornado con motivos de dólares de 100, armas (pistolas y fusiles) de juguetes, botellas de licor con el rostro del narcotraficante colombiano Pablo Escobar y otros detalles relacionados con el mundo narco.

Esa forma de destacar lo malo viene desde las canciones, las series y novelas, explica Minga. “Si antes era como un destino o aspiración ser abogado, médico, ingeniero, ahora es una aspiración ser narco o ser el duro de los sicarios; las chicas quieren ser las muñecas de la mafia, ellos los duros de la mafia”.

Luis Siguencia, experto en psicología comunitaria y máster en problemáticas psicosociales, explica que “esto es un desafío a la autoridad, es como decirles ‘no me importa lo que ustedes estén , nosotros tenemos el control’. Es un mensaje muy claro”, explica.

Agrega que esto es un aviso de lo que le puede pasar a cualquiera, “y eso provoca zozobra y miedo en la ciudadanía", tanto que “muchas familias prefieren no reunirse ni salir a comer a algún lado”.

En tanto que Antonio M. (prefiere ocultar su apellido), psicólogo clínico, comenta que esto también se trata de “un poco de narcisismo, saber que tienen la ‘belleza del poder’. Grabándose, ellos se sienten poderosos, muy fuertes, y quieren demostrarlo a sus rivales y a la sociedad para generar respeto en unos y temor en los otros”.

El suceso al que se refieren quedó registrado en un video de apenas 23 segundos, suficientes para demostrar toda la saña y premeditación con que se cometió un asesinato en Guayaquil, el pasado jueves 9 de febrero, en las calles Maldonado y Tulcán.

El hecho ocurrió cerca de la una de la mañana, cuando fueron baleados dos hombres. Uno de ellos, identificado como Javier Alcívar Farías, falleció; según moradores él se dedicaba al cuidado de carros en el sector donde fue acribillado. En la esquina del suceso, donde funciona una lubricadora, quedó la silla amarilla donde estaba el guardián, que apenas vio a los asesinos salió corriendo. Sin embargo, los criminales lo persiguieron hasta que cayó y en el suelo lo remataron de varios disparos.

• Así mejoran su 'currículum de maldad'

Sobre esto, Jhon Garaycoa, experto en seguridad, señala que se trata de grupos delictivos “que quieren demostrar su audacia, su parte sangrienta, el decirle a los otros que ‘yo soy más’. Y atemorizar, obviamente, al entorno familiar y la ciudadanía”.

Aunque también explica que al grabar y difundir sus videos por redes sociales también se cumple con la orden superior de haber realizado el ‘trabajito’ solicitado”.

Es más, dice Garaycoa, “para ellos es normal porque crecen en su currículum (...), así como una persona de bien se graba en una actividad lícita para demostrar un trabajo, ellos de la misma manera, pero a la inversa lo hacen para ampliar su currículum delictivo. A ellos no les interesa que los vean mal, es más quieren que los vean mal para infundir más miedo y respeto”.