Becarios hipotecas
Los deudores de créditos universitarios sienten preocupación por las pocas o nulas facilidades que les ofrecen para saldar sus montos.Christian Vinueza / EXPRESO

“Nos piden hipotecar la casa para pagar una deuda inviable”

Deudores de créditos universitarios enfrentan el congelamiento de sus cuentas por deudas que crecen por intereses. Garantes también encaran igual situación

Lo que inició como una felicidad para acceder a una mejor educación y calidad de vida a futuro, se está volviendo una pesadilla para muchos jóvenes que adquirieron créditos universitarios. La dificultad para pagar estos montos, como consecuencia de la pandemia, se ha vuelto una constante no solo entre los deudores, sino en quienes se ofrecieron como garantes y ahora tienen que enfrentar consecuencias como el congelamiento de sus cuentas.

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En ediciones anteriores, EXPRESO publicó esta problemática que aqueja a egresados, cuyo pedido no es que les condonen en su totalidad la deuda, sino de un trato más justo y que se ajuste a la capacidad económica que tienen actualmente como deudores. Piden que no se los deje sin ingresos y se congelen los intereses de los montos que adeudan.

Quienes estaban en procesos de coactiva, ahora se enfrentan al congelamiento de sus cuentas bancarias.

Colón Aguayo, quien se benefició de un crédito estudiantil, enfrenta un juicio coactivo, y ahora le congelaron su cuenta bancaria, que usaba para recibir el sueldo de su trabajo, hasta una semana atrás. Menciona que para evitar que se le lleven lo poco que gana transfería rápidamente el dinero a otra cuenta.

El joven adquirió un crédito por $ 13.000, pero por todas las dificultades que se generaron a raíz de la pandemia, la deuda ascendió a $ 16.000. Al igual que el resto de afectados, no pide que le perdonen la deuda, sino un trato más justo.

“Ahora mi miedo, más que nada, es que los garantes también se vean afectados. Mi padre es mi garante y ya se jubiló... legalmente no pueden congelarle la cuenta, pero a otros compañeros les han hecho lo mismo y no quisiera que le pase eso a él, porque si se presenta un problema de salud o emergencia, tendríamos nuestras cuentas congeladas”, teme Aguayo.

No puedo tener una cuenta propia, porque buscan quitarme lo poco que tengo... debo recurrir a otras personas para recibir el sueldo que me corresponde de mi ardua labor.

A través de correos electrónicos, EXPRESO solicitó de manera formal información sobre esta situación a la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), entidad a cargo de realizar las multas y cobros de los montos a deber; así como al Banco del Pacífico, encargado de realizar los créditos y cobros del mismo, para conocer el número de afectados a nivel nacional y en Guayaquil, además de las facilidades de pago que ofrecen a los deudores para cancelar esas obligaciones. Pero, hasta el cierre de esta edición, no hubo respuesta de ambas entidades.

Debo cuidar a un menor, pero no me dan ninguna solución, y debo pagar la deuda de otra persona, un irresponsable que se fue. A él y a su familia no les congelan nada, pero a mí sí.

Ludy Aguilera, garante afectada

Respuestas que tampoco recibió en su momento Sebastián Encalada, cuyos ahorros quedaron congelados hace tres semanas, al igual que los de su garante.

Según relata, empezó a pagar la deuda original ($ 22.800) en 2020, pese a las dificultades económicas que se presentaron por la pandemia; pero, por incumplir un pago en su totalidad, lo mandaron a coactiva en septiembre de 2021. Hasta la fecha ha acumulado una deuda de $ 34.200, la que a diario sube 12 dólares por intereses.

Ya me congelaron la cuenta, pero mi miedo está que a mi padre le suceda lo mismo. Si ocurre una emergencia no tendremos cómo pagar las necesidades que surjan.

Colón Aguayo, egresado afectado

“En septiembre (de 2021) me acercaba a pagar al banco, pero como estaba en coactiva me decían que nada tenía que hacer ahí, que mi deuda pasaba a otro lado. Nadie me daba una solución, enviaba correos tras correos y mensajes a los abogados que te asignan a cada caso individual, sin ninguna respuesta. En enero de este año recién me dieron una respuesta, y solo para decirme que debo pagar el valor total como sea, que eran $ 26.000 en ese entonces...”, narra el joven.

SituaciónEntre las opciones de pago que han recibido los deudores son depositar una entrada significativa y pagar el resto en cuotas, o realizar un solo pago.

Hace tres semanas, a él y a su garante (quien tiene una discapacidad física) le congelaron sus cuentas. La única opción de pago que le han dado es embargar la casa. “Le escribí al abogado que nos asignaron para comentarle del caso, porque mi tía tiene discapacidad y no le pueden quitar todo lo que tiene. La única respuesta que me dio fue: ‘Para firmar ahí si no tiene discapacidad’ y ahora me bloqueó...”, cuenta con ira e impotencia.

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Finalmente, saldó la deuda. Entre él y su familia reunieron todo lo que tenían ahorrado para no quedar con ningún problema con esta entidad. Sin embargo, señala que aún le siguen cobrando interés a una deuda que pagó en su totalidad.

Melannie Moncayo enfrenta los mismos problemas. Le han congelado su cuenta, pero a diferencia de Encalada no ha podido saldarla con la Senescyt.

Su monto original a pagar era de $ 21.000, pero cuando fue a averiguar le dijeron que debía $ 34.000, por los intereses de no acreditar a tiempo. La deuda creció en año y medio.

“La única solución que me dieron para salir de este problema fue que dé un inmueble de garantía, uno que supere el valor de la deuda, esa es la única opción que les dan a todos... básicamente, te dicen que pongas en línea tu casa para pagar una deuda que en menos de dos años subió exponencialmente, no piensan en la situación de los demás, de la época por las que vivimos”, cuestiona la joven.

Ludy Aguilera, quien es madre soltera y aún mantiene a un menor de edad, no es deudora principal, pero fue la garante de su vecino Pablo Miranda Suárez, por quien ahora sufre consecuencias. “Yo me volví su garante por la situación familiar que pasaba y por ser amigo de mi hija (de 30). Lo ayudé para que pueda irse a estudiar al extranjero, pero nunca volvió y jamás pagó su deuda. Ahora yo me quedo aquí, con cuentas congeladas. Yo soy emprendedora y mi única fuente de ingreso para mi hijo ha sido afectada, mientras que este hombre y su familia no son los afectados de su irresponsabilidad”, manifestó con indignación.