Forrados de pies a cabeza, así permanecen las 22 figuras de bronce que forman parte del Monumento al Bicentenario, en la plaza del mismo nombre, cuya inauguración se ha postergado en varias ocasiones.

La obra debió ver la luz en 2020, como parte del homenaje a los 200 años de Independencia de Guayaquil, pero por la pandemia ocasionada por el virus de la COVID-19 se aplazó a octubre de 2022, lo que tampoco se cumplió por decisión municipal. “Están trabajando, pero no sabemos por qué demora tanto en abrir al público... ya está muy demorado”, comentó el comerciante Fernando Enríquez, a quien el retraso no le incomoda, pero sí las veces en que llegan los vehículos de carga y se genera una polvareda en el sector, además del tráfico que se    origina por lo angosto de la calle del lado norte de la avenida Olmedo y Malecón, donde se levanta la escultura.

Molesta más los viernes y sábados, añade, por el comercio que soporta la zona que es parte de la agitada bahía. En lo que sí hace    hincapié, al igual que    el comerciante Javier Martillo, es en la seguridad policial que se necesita, especialmente en las noches por lo desolado que queda al caer el sol.

“En el día es controlable porque aquí entre nosotros nos cuidamos, pero en la noche esto es botado”, reafirma Martillo al recordar los crímenes y asaltos que se han cometido en los últimos meses en la zona, altamente comercial.

Pero, ¿qué retrasa realmente la inauguración del Bicentenario?, creado en “homenaje a las mujeres y próceres de la libertad”, donde “se destaca la participación femenina como elemento clave para la libertad, protagonizada por esposas de soldados, para quienes esas mujeres cosieron los uniformes e insignias y despidieron encomendándoles no flaquear en la noble misión de luchar por la libertad”, reza un texto plasmado afuera del cerramiento donde se ejecutan los trabajos.

Según información del Municipio, la obra cuenta con una    inversión de $ 1’265.939,54, dentro de la cual se ha generado 100 empleos directos.

A la fecha ya se habían colocado las esculturas en tamaño real de personajes icónicos de la historia de la urbe porteña, y un pedestal de bronce donde se ubicará la bandera de Guayaquil que medirá 18,5 metros de alto.

Hasta el pasado jueves 12 de enero existía una suspensión de obra, dispuesta por el Municipio, por contrato complementario, para la instalación de tuberías, sanitarios, bombas de agua, se explicó en el sitio.

“Es por obra muerta”, sintetizó el arquitecto Isidro Ramírez, quien es parte de la fiscalización y a quienes les toca ver que se cumplan todas las especificaciones técnicas que están en el contrato y diseño. Según explicó, el retraso se debe a la logística por parte del contratista. “Hay ampliación del plazo... se realizó un nuevo diseño, por lo que se prolongó el plazo. Es la cuarta o quinta prórroga por esos detalles. Al final va a quedar bonito”, consideró Ramírez.

EXPRESO consultó al Municipio sobre los motivos del retraso en la entrega e inauguración de la obra. ¿Quiénes son los responsables de ese retraso? ¿Hay multas por el incumplimiento del plazo? Y, si ¿la actual administración tiene planeado inaugurar la obra? Hasta el cierre de esta edición no llegaron las respuestas. Las mismas inquietudes se trasladaron a la Empresa Pública de Turismo, presidida por Gloria Gallardo, quien manifestó que la llamaron de la Fundación Siglo XXI para indicarle que ya respondieron las preguntas y que las habían enviado a la Dirección Municipal de Comunicación Social, Prensa y Publicidad, a quienes originalmente se dirigió el pedido.

Durante un recorrido en el sitio, se comprobó que continuaban los trabajos en la terminación de bordillos, el área de la pileta en la base del monumento que representa a los próceres de 1820, a los de 1920 y a la nueva generación de 2020, año en que surgieron nuevos héroes por la pandemia.

El proyecto se extiende al malecón Simón Bolívar, donde fue ubicado el monumento a José Joaquín de Olmedo, donde también se realizan trabajos y por lo cual sigue cerrado el sector. Adicionalmente, la obra cuenta con la construcción de jardineras, bancas y juegos en exteriores, sistema eléctrico e iluminación, adoquinado, entre otros detalles.

Narcisa, comerciante del sector, solo espera que al retirar el cerramiento, el parque no quede enrejado como ha    ocurrido en otras zonas recreativas y verdes de la ciudad; lo que para ella impide que la ciudadanía o el turista ingrese con libertad. Lo que también pide es seguridad, pero con guardianía privada.