Seriedad. Eso es lo que hace falta en el proceso de selección del aliado estratégico para la operación del servicio público de transporte de pasajeros de la troncal 4 (T4) de la metrovía, que cubrirá el suburbio, centro urbano y sus rutas alimentadoras. Es lo que sostienen transportistas que están inmersos en los concursos y conversaciones que se han realizado dentro de ese sistema y que no han recibido tampoco el pago de su rendimiento durante años, como inversionistas de otras troncales.

Tras una tercera licitación y una prórroga solicitada por uno de los cuatro participantes en el último llamado, dueños de buses, dirigentes y exdirigentes del gremio sienten incertidumbre, pero a la vez escepticismo acerca de que se concrete ese proceso en la actual administración municipal.

Ricardo Onofre, exsecretario general de la Federación de Choferes Profesionales del Ecuador, lo atribuye, en primer lugar, a la falta absoluta de seriedad. “Da la impresión de que hay ciertos compromisos para direccionar la entrega de esta cuarta troncal”, comenta, al apuntar a un partido político que, asegura, busca favorecer esa licitación.    “Alguna vez nos tocó a nosotros involucrarnos en el asunto, pero ahora solo hablan con un sector, cuando ellos mismos predicaban que tenía que ser con todos”, dice, al considerar que se debe suspender el actual proceso para que sea la nueva administración municipal la que realice la convocatoria, con la participación de todos los protagonistas, es decir nueve cooperativas de transporte.

Otro de los cuestionamientos que hace, al igual que otros transportistas, es que no hay una tarifa justa, pues el pasaje (según los estudios que han realizado)    debería subir como mínimo a 40 centavos de dólar. Algo que el Municipio descartó el año pasado, aunque optó por inyectar económicamente a la metrovía.

Según Onofre, ese es el problema central, por lo que ahora existe la propuesta de incluir buses urbanos al sistema, sin importar la edad que tengan. “¿Por qué? Para disimular el tema de la tarifa... Hay que hacer un verdadero estudio para darle a Guayaquil buses nuevos. No se puede trabajar con ese tipo de buses... Los que están trabajando en nuestras rutas se dañan por lo menos una o dos veces a la semana. ¿Cómo es posible que con esos buses vayan a trabajar en una troncal?”, cuestiona el transportista.

La última tarifa que fijó el Estado, recuerda, fue en 2003. Y en 2016, el exalcalde Jaime Nebot lo hizo “prácticamente exigiéndonos buses nuevos y por eso tenemos el gran problema en este momento... esos buses no se han podido pagar por la pandemia”, reitera.

¿Pero cómo pedir un aumento de pasaje cuando el usuario se queja porque considera que el servicio de la metrovía es malo? Onofre lo atribuye a la “actitud asumida por la alcaldesa” Cynthia Viteri. “Ella, en vez de dar tarifas da salvatajes económicos. Si dice que ha otorgado seis millones de dólares, en los balances no he visto ese dinero. ¿Qué pasó con ese dinero?, ¿en qué se lo invirtió? Entonces, si de cien carros que tienen que trabajar solo están dando servicio 38, 35, 40, 42, por supuesto que van a ir los pasajeros como sardina en lata, pero si tuviera regularmente el número de vehículos que realmente necesita, habría un mejor tratamiento al usuario”, sostiene.

Christian Sarmiento, presidente de la Federación de Transportadores Urbanos del Guayas (Fetug), explica que el problema se generó también tras los cambios de diseño que se realizaron al primer proyecto de la T4, que contemplaba la participación de cinco cooperativas, y que luego se lo extendería con una secuencia a la troncal 5. En ese diseño se quiso involucrar a las calles Gómez Rendón y Cuenca, para que también participen conjuntamente desde el sector del Batallón al centro de la urbe.

Eso, señala Sarmiento, causó    “un enorme problema entre los transportistas porque los de la troncal 5 no estaban preparados para entrar conjuntamente” a operar. Y ahora se viene una tercera licitación, que según él se caerá nuevamente. “Quieren implementar el servicio cuando no están completas las vías, el proyecto armado... Primero hay que poner el ejemplo para decir que este es un proyecto rentable”, cuestiona el dirigente al revelar que les adeudan valores.

“En la troncal 1 Metroquil, le están debiendo a compañeros aportantes más de seis años, antes de pandemia. Desde que se inauguró la troncal 2, Consorcio Metroexprés, ninguno de sus aportantes ha recibido un solo centavo por la inversión hecha. Hay compañeros que han puesto desde 10.000 hasta 500.000 dólares, todo un patrimonio, esperando obtener algo para su vejez”, afirma.

A la troncal 3, Consorcio Metrobastión, que representa a la cooperativa Río Amazonas con un 5,47 % de inversión, asegura que les deben 290.000 dólares solo en el rendimiento financiero de los articulados (buses de 12 metros) a los aportantes desde el 2015.

“Recién me acaban de cancelar este mes el último pago de 2014, faltan ocho años. Y de alimentadores me cancelaron hasta noviembre de 2019, por lo cual está debiendo a la institución que represento $ 594.000,    de solo un 5,47 %”, lamenta Sarmiento.

Lo corrobora Onofre, quien señala ser inversionista del Consorcio Metroquil y asegura que no recibe ni un centavo desde el 2016 y que le deben alrededor de dos millones de dólares.

Rodrigo Pilla, presidente de la cooperativa Unidos Venceremos (líneas 20 y 4), asevera que también participó en el Consorcio Metrobatallón, del que dice lo hicieron a un lado solamente por expresar que no estaba de acuerdo con ir a la tercera licitación y sugerir que era mejor esperar para escuchar a la nueva autoridad(alcalde) con su propuesta para la troncal 4. “Prácticamente me dejaron fuera de participar y con ello dejaron fuera a alrededor de 32 carros (buses)”, puntualiza Pilla.