A pocos meses de concluir la actual administración municipal, la atención en algunos sectores de la urbe sigue pendiente. Sin embargo, en ciudadelas como Lomas de Urdesa no están dispuestos a esperar y mucho menos cruzarse de brazos.

A través de iniciativas, los residentes han emprendido varias acciones para mejorar su sector en temas de salud y seguridad. Una de ellas es ‘Lomas recicla’, un proyecto que está en marcha desde el año pasado, de la mano de la organización Redes con Rostro, con la cual buscan mantener limpio el barrio y, a la vez, contribuir en la economía de personas que con ese trabajo mantienen a sus familias.

Gisella Prieto, presidenta del Consejo Barrial Lomas de Urdesa, manifiesta que cuentan con un grupo específico de recicladores. “Lo que hicimos fue levantar una base de datos de los que estaban por la zona. Las personas que reclutamos están siendo capacitadas continuamente. Hacemos un seguimiento a su labor, les ayudamos con el trámite de su recolección. Somos como el nexo entre ellos y los vecinos”, precisa la dirigente.

Al momento cuentan con siete recicladores para toda Lomas, quienes acuden al sector dos veces por semana. Antes de su ingreso, los vecinos recogen en su domicilio el material reciclado.    Todos cuentan con uniformes que les ha entregado el comité, para ser identificados y que puedan ingresar a las casas donde recogen los desechos reciclables.

“En mi caso, vienen martes y jueves. Yo sé quiénes son, tienen una camiseta del comité, los tenemos reconocidos incluso con fotos. Ellos me timbran, les abro la puerta, ingresan al garaje donde están los contenedores donde tenemos acopiado    lo de todo el edificio. Cogen todo lo que requieren y salen, pero yo no los estoy revisando ni nada, porque ya tenemos todo esto previamente solucionado. Es gente de confianza”, detalla Gisella.

La labor del consejo barrial es aplaudida por su hermano Iván, quien también contribuye en el sector. “Ahora somos un barrio bastante seguro con las acciones del comité. Tenemos cámaras públicas, privadas, sistema de alarma comunitario, mejoras en la iluminación, guardias”, resalta Iván.

Gisella enfatiza que con este programa buscan además apoyar a las familias de los recicladores. “Este es un beneficio para ellos directamente, pero además la finalidad que tiene el comité es que en el menor tiempo posible, nadie en esta ciudadela saque material reciclable en las fundas”. Con ello se desalienta el reciclaje informal, que genera insalubridad en muchos sectores de la ciudad por las fundas rotas, además de robos.

Santiago Recalde, coordinador de Redes con Rostros, señala a Lomas de Urdesa como un aliado estratégico. “Nosotros tenemos una metodología, trabajamos el tema de la participación ciudadana y hacemos la inclusión de recicladores, primero con procesos de mediación comunitaria, de manera que las asociaciones sean reconocidas por los comités, lo que nos permite elevarlo después a un tema de política pública”, explica, al recordar que llegaron a Guayaquil a finales de 2019.

“Con Lomas de Urdesa levantamos un diagnóstico con la comunidad. Los vecinos tenían un interés muy alto y ya conocían a recicladores que iban a pie de vereda (van esquina por esquina abriendo las fundas, recogen los residuos y vuelven a cerrar las fundas). Van en el mismo horario del carro recolector”, añade.

EXPRESO le consultó al Municipio la labor que llevan a cabo con la basura reciclable, cuántas personas han sido capacitadas para emprender ese trabajo en las calles y qué sectores están promoviendo estas iniciativas. Hasta el cierre de esta publicación no llegaron las respuestas.

Para Joffre Salazar, quien ha dedicado cinco de sus 43 años a recoger desechos reciclables, la labor que cumplen en Lomas de Urdesa los ayuda bastante. “Recogemos materiales comobotellas, cartones, chatarra, cosas que sirven para vender”.

Dependiendo de lo que recolecte, hay días buenos y otros no tanto, en los que gana entre 8 y 12 dólares, con lo que subsiste su familia a diario. A bordo de su triciclo, Salazar recorre desde el mediodía toda la ciudadela para recoger los desechos que permanecen afuera de las casas. Si ve alguna funda abierta o dañada, procede a amarrarla para que su grupo no tenga problemas y además contribuir en la limpieza del sector.

Gisella Prieto adelanta que en una siguiente fase esperan entregar la basura orgánica a empresas dedicadas a esa labor, para complementar el proyecto que han emprendido algunos vecinos, sin esperar la respuesta tardía o a medias de las autoridades correspondientes.

“Se ha gestionado al Municipio la colocación de cámaras. Han instalado unas, pero no están aún en funcionamiento”. De allí que con aportes voluntarios de la comunidad y autogestión, han instalado cámaras en toda la calle Enrique Ortega, aparte de alarmas comunitarias. También han recuperando espacios de áreas desgastadas, como el Centro Comunal y Deportivo, que está siendo remodelado con la colaboración del Cabildo.