Un tramo de la acera de la calle Leonor Santana, en Lomas de Urdesa, está ‘en el aire’. Nadie se atreve a parquear su vehículo, trotar o mucho menos dar un paseo con las mascotas, pues el deslizamiento de tierra que allí se registra se agravó con las últimas lluvias caídas en la urbe. El temor e incertidumbre se respiran en el aire no solo de Lomas sino también en la parte baja, Urdesa Norte, donde sus residentes ven a diario cómo se desprenden piedras que se conjugan con una masa de lodo.

Fernando Meneses reside en el condominio Colinas, ubicado frente al predio, y pasa sus días en un estado de alarma. “Tarde o temprano la calle quedará en el aire y va a pasar un carro y se vendrá abajo. Eso no pasó el año pasado y ahora estoy con temor”, cuenta Meneses, quien lleva dos décadas habitando en esta zona del norte.

Argumenta que en el sitio hay una vertiente natural y que eso impidió que se construya una edificación, hace dos años. Desde entonces el terreno quedó en abandono y el suelo de la parte superior ha ido cediendo sin que el Municipio tome cartas en el asunto, lamenta.

Gisella Prieto, presidenta del Consejo Barrial de Lomas de Urdesa, concuerda con él y ha expresado su preocupación en un oficio enviado hace pocos días a la entidad y a la concejal Nelly Pullas. En el documento, al que tuvo acceso EXPRESO, solicitó que aterrice en el lugar una intervención de manera urgente para evitar que ocurra una tragedia, como el aluvión en La Gasca.

“No quisiéramos esperar a que suceda algo similar como lo que hace un par de días se dio en la ciudad de Quito, esperamos que no hayan 28 muertos”, sentenció Prieto, quien todavía no ha recibido una contestación del Cabildo.

Frente a ello, este Diario consultó al Municipio si ya se realizó la inspección y cómo intervendrá en la zona, pero hasta el cierre de esta edición las respuestas no llegaron.

En un recorrido por el terreno, donde se pasean ardillas e iguanas, se constató que en la parte central hay un muro de contención con varillas que apuntan al cielo, mientras que en la parte baja la humedad gana espacio, incluso llega hasta las viviendas que se levantan al frente del predio.

A un costado hay una escalinata que acumula desperdicios y maleza, y que enlaza a la Leonor Santana con la calle Quinta. Los pocos transeúntes que la utilizan observan el peligro que allí se ha asentado por lo que apresuran su paso.

Sebastián Chila, residente de uno de los condominios que colinda con el predio, advierte que en el caso de un sismo o una fuerte lluvia, más material rocoso se vendrá abajo y correrán peligro hasta las mascotas que allí llegan. Con sus familiares se percataron de la novedad hace pocos días, y su tranquilidad, asimismo, se vio alterada. “Muchas personas corren peligro y temo que pase una desgracia en el vecindario”, manifiesta el joven mientras evita circular por la zona.

Iván Prieto, morador e integrante del Consejo Barrial Lomas de Urdesa, reprocha que hasta ahora el Cabildo haya elaborado un informe técnico de este deslizamiento de tierra y su atención debida. Puntualiza que los más afectados serían sus vecinos de los condominios de Urdesa Norte, pues los escombros, en caso de más desmoronamiento, caerían a sus portales.

“Está claro, dada la conclusión de los moradores, es que más temprano que tarde vamos a tener una desgracia. Solicitamos la intervención inmediata del Municipio”, agrega el residente que, al igual que los otros urdesinos, esperan que Guayaquil no tenga que lamentar víctimas mortales debido a este deslizamiento de tierra que cada vez se agrava con la temporada invernal.