El celular entra al aula, pero se guarda en los casilleros
El colegio Espíritu Santo promueve esta iniciativa para que los estudiantes se concentren más en las clases. La estrategia ha tenido un impacto positivo.
Los estudiantes ingresan al aula, saludan al maestro e inmediatamente sacan de los bolsillos o mochilas sus teléfonos celulares para ubicarlos en los casilleros asignados. Los pueden volver a tomar solo cuando el maestro lo solicite para investigar un tema, al concluir una clase, al momento de recreo o una vez que termina la jornada escolar.
La escena se repite a diario en el aula A de primero de bachillerato en Ciencias del Centro de Estudios Masculino Espíritu Santo, ubicado en las avenidas Juan Tanca Marengo y Las Aguas, norte de Guayaquil.
Se trata de un proyecto piloto ideado por Carlos Bourne, maestro de Lengua y Literatura y tutor, con la finalidad de mantener a los 28 estudiantes alejados de sus dispositivos mientras están en su clase.
Con el apoyo de las autoridades del plantel y el visto bueno de los padres, designó un espacio de almacenamiento en el aula, que consiste en unos pequeños casilleros para que todos pongan sus teléfonos allí hasta que finalice la clase.
Los cubículos, instalados en junio, no tienen puertas ni cerraduras, por lo que desde sus bancas los adolescentes pueden observar sus celulares y soportar la tentación de correr a cogerlos, antes de algún receso.
El objetivo de esta propuesta, comenta Bourne, es brindarles a los estudiantes, cuyas edades fluctúan entre 14 y 16 años, la oportunidad de participar más en su asignatura.
“Al principio fue difícil. Algunos vivieron el síndrome de la abstinencia por el no uso del celular: se mostraban intranquilos, miraban a cada rato el casillero, estaban pendiente de que termine la clase para ir a cogerlos. Ahora no parece importarles descansar brevemente de sus aparatos electrónicos. Ninguno me ha preguntado si puede optar por no dejarlo en ese lugar”, manifiesta.
Como maestro ha notado que el plan ha tenido un impacto positivo en sus alumnos, quienes están más atentos a la clase, en lugar de permanecer pegados a sus móviles (enviando mensajes de texto, revisando sus cuentas en las redes sociales), justo cuando debían estar tomando apuntes o desarrollando alguna tarea.
Jhonny Alvarado, maestro de matemáticas, lo confirma. Cuenta que ahora los alumnos prestan más atención, entienden mejor lo que se les está enseñando y participan mucho. “Los resultados se ven reflejados en los puntajes obtenidos en las lecciones y pruebas del primer quinquemestre”, resalta con entusiasmo.
Lo dicho por Alvarado lo corrobora Isaac de la Torre, de 15 años, quien pertenece a ese paralelo donde se ha implementado la iniciativa. “ Mis padres están contentos porque he mejorado en mis notas. Y eso se debe a que presto más atención a lo que me están enseñando los maestros, en lugar de estar pendiente del celular”, indica.
La iniciativa ha tenido buenos resultados, que la vicerrectora del plantel, Magaly Granizo, informó que se la está evaluando para ver si se la puede implementar en otros salones.
El uso del celular en el aula es un tema que mantiene un debate con voces a favor y en contra. Algunos expertos coinciden en que el dispositivo es un instrumento que puede ser utilizado como recurso pedagógico; otros advierten que puede ser un distractor de las labores escolares y la atención.
Desde 2014, el Ministerio de Educación reguló su uso en los planteles. En cambio, Francia lo prohibió en 2018.
El detalle
La iniciativa fue socializada con directivos, docentes, alumnos y padres. Se hizo un proceso de inducción antes de ponerla en marcha.
Voces
Carlos Bourne
Maestro y creador de la propuesta
El éxito del proyecto se debe a los estudiantes. Ellos se dieron cuenta que sus notas empezaron a mejorar y que bajaron los llamados de atención por el uso indebido del celular.
Magaly Granizo
Vicerrectora del colegio Espíritu Santo
Esta propuesta ha originado grandes expectativas en el colegio. Los estudiantes están colaborando y han aceptado este reto con mucha responsabilidad. Están en la mira de todos.
Maricela Elaje
Maestra de Física