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Neisi Dajomes, la fuerza le vino del cielo

La pesista ecuatoriana lleva una vida de adversidades: perdió a su hermano en 2018 y a su mamá en 2019. A Tokio casi no viaja porque dio falso positivo de Covid-19

Neisi Dajomes oro Ecuador Juegos Olimpicos
Neisi dedicó a su mamá y hermano fallecido con una leyenda escrita en la palma de su mano izquierda al subir al podio para recibir el oro de TokioCortesía

En julio de 2019, durante los Juegos Panamericanos de Lima, en Perú, Neisi Dajomes era la primera ecuatoriana en colgarse un oro en la prueba de pesas de los 64 kilogramos. Ahí, parada en el podio, la tricolor en ese entonces de 21 años de edad, no aguantó y empezó a llorar. Eran lágrimas de alegría, pero también de recordar que dos meses antes había perdido a su madre.

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La progenitora de la ecuatoriana era la que la recibía en Shell, Pastaza, con chontacuros (comida típica de la amazonía) cuando llegaba de una competencia o de los largos entrenamientos desde los 12 años en los que empezó a practicar el deporte.

"El dolor está. La veo y hablo con ella antes de cada salida a la plataforma. Fue ella la que me enseñó a ser fuerte, y siempre me decía que yo era la mejor", precisó tras la medalla en Lima.

Pero esa no es la única adversidad de la que se ha tenido que reponer Neisi. Un año antes de la muerte de su mamá (2018), Dajomes perdió a su hermano, quien la inició en las pesas, incluso en estos mismos Juegos Olímpicos de Tokio tuvo barreras que superar.

Siendo la abanderada femenina de la delegación tricolor, la ecuatoriana no pudo participar en la ceremonia de inauguración de los Juegos debido a que dio falso positivo en una prueba de Covid-19 antes de salir de León, España, donde se encontraba haciendo un campamento de concentración previo a Tokio.

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Dajomes se quedó con su entrenador Alexei Ignatov y aún así aseguró este domingo 1 de julio, tras conseguir el oro olímpico, que sufrió de depresión, algo que la hizo bajar 4 kilos de su peso regular, pero aún así pudo reponerse y competir.

"Me deprimí, estaba 100 por ciento mentalizada y eso fue un golpe porque no sabía si iba a poder competir o no. Mi entrenador siempre se quedó y me dio muchas fuerzas para que no me derrumbe", precisó.

El camino de espinas pudo superarlo y ayer lo representó escribiéndose en la palma de la mano izquierda la frase "Mamá y hermano".

"Pasé momentos duros, perdí a mi madre y poco antes a mi hermano Javier Palacios, por quien estoy aquí, y todos mis logros son dedicados a su memoria... Agradezco a mi país por esa buenas vibras que me enviaron... Esta medalla es gracias a Dios", dijo emocionada con lágrimas en los ojos.