Lebron James en el baloncesto, Romelu Lukaku en el fútbol, Lewis Hamilton en la Fórmula 1. Las grandes estrellas de la actualidad deportiva encabezan la lucha contra el racismo, no solo dentro de la carrera que los vio crecer, sino a nivel general, motivados por los continuos episodios de violencia registrados en las calles de Estados Unidos, principalmente. 

Sin embargo, la resistencia por defender los derechos de las personas afroamericanas y afrodescendientes encontró en lo deportivo una plataforma para alzar la voz hace ya varios años. Tommie Smith y John Carlos, en los Juegos Olímpicos de México en 1968, fueron unos de los referentes en hacerle frente a la problemática con aquel 'Black Power'.

A pesar de haber marcado un precedente, Smith y Carlos fueron suspendidos del equipo nacional en 1968 y obligados a abandonar la Villa Olímpica para regresar a su país. Esto, en la actualidad, cambió.

Basta con recordar que el año anterior estos dos mismos atletas, casi 52 años después de aquella cita, fueron reconocidos por el Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos y se les otorgó el máximo honor, donde además quedaron inmortalizados en el Salón de la Fama.

¿Por qué algo como lo que sucedió en México sería inconcebible en el deporte actual? Porque las autoridades ahora son conscientes de las discriminaciones y porque entendieron que el deporte, y todo lo que se desarrolle en él, tiene un gran influencia en la sociedad.

Para Miquel de Moragas Spá, investigador español especializado en comunicación y semiótica, los espectáculos deportivos implican rituales y "en ellos encontramos los valores y contravalores de la sociedad moderna : la fiesta, la amistad, la identificación, pero también la violencia, el fanatismo y la xenofobia".

"Numerosos jugadores han sufrido abusos racistas este último mes. Fue mi caso ayer. El fútbol es un juego en el que todo el mundo debe disfrutar y no debemos aceptar ninguna forma de discriminación susceptible de avergonzar a nuestro deporte”, declaró el delantero belga Romelu Lukaku luego de haber sufrido gritos racistas en Cagliari, en septiembre de 2019. 

En ese mismo año, el fútbol les hizo vivir episodios desagradables también a Paul Pogba en Inglaterra, a Malcom en Rusia y Moise Kean en Italia. 

La FIFA, por su parte, endureció sus medidas contra el racismo ese mismo 2019 y dijo que no va a “abandonar a las víctimas de abusos racistas que pudieran ser invitadas por el respectivo organismo judicial para hacer una declaración oral o escrita de impacto de víctima”. Esto, en las implementadas audiencias disciplinarias en casos específicos.

Además, el ente regulador del fútbol mundial incrementó a 10 la cantidad de partidos de suspensión mínima por incidentes racistas. Incluso, el nuevo código incluye detalles sobre orientación sexual como un asunto de discriminación.

Al igual que las protestas en el fútbol, Lewis Hamilton y Lebron James también se posicionan como líderes de opinión ante esta lucha en la Fórmula 1 y en el baloncesto, respectivamente,

Tras ganar el Gran Premio de Estiria en julio de este año, Hamilton vistió una camiseta con el lema "Black lives matter", levantó su puño en la celebración (al estilo Black Power) e invitó al resto de escuderías para que se planten frente al racismo.

James, reciente campeón con Los Ángeles Lakers, fue bastante crítico sobre la actualidad americana en el contexto de las muertes de ciudadanos a manos de la policía. "Los negros de América tenemos miedo. Los hombres negros las mujeres negras, los niños negros... Estamos aterrorizados", manifestó la estrella del baloncesto, quien se ha convertido en la cabeza de la lucha por la igualdad dentro de la NBA.