
Fotos: Miguel Canales
Anna Cortiles, la número 1 en EE.UU.: “Gracias al pádel por tanto”
La española pasó por Ecuador para dar clases privadas. En diálogo con EXPRESIONES compartió su historia y lado más personal.
Con su visera blanca de la suerte, Anna Cortiles se mueve con naturalidad en la cancha. Da indicaciones con precisión y, si hace falta, también clava una volea imparable. La exjugadora profesional de pádel —llegó a ser la número 32 del mundo— hoy es head coach en Real Padel Miami y es la número uno del ranking femenino en Estados Unidos. Pero lo suyo va mucho más allá de medallas y trofeos : "El resultado no te define como persona", dice con convicción.
Durante tres días, Anna estuvo en Ecuador dando clases privadas en Siete Pádel Club. Y cerró su visita con un show de exhibición, en el marco de la inauguración del torneo Be Padel, donde dejó ver su faceta más lúdica, cercana y vibrante.
Nacida en Tarragona, España, creció con una raqueta en la mano y una rutina marcada por la disciplina: “Soy muy estructurada, me gusta el orden. Sin eso me pierdo”. Se retiró del circuito profesional en 2023, pero encontró en Estados Unidos un nuevo impulso: compite en el circuito americano y lo combina con su trabajo como entrenadora. "Estoy feliz. Me lo paso bien y sigo siendo competitiva", confiesa.
Anna habla con claridad, sin vueltas. “Cuando me retiré, sabía que lo había dado todo. No quería quedarme con el ‘¿y si hubiese hecho esto?’”. Y aunque no le gusta definirse como influencer, está claro que inspira a quienes la escuchan: “Lo que queda no es cuántos torneos ganaste, sino la energía que le dejas a las personas”.
¿Y qué le dejó el pádel? “Todo. Estoy aquí gracias al pádel. Viajé, conocí gente maravillosa, me formé como persona…Por eso me gusta que me vean como Anna, la persona. No solo Anna, la coach”. Y eso se nota: en Ecuador dejó algo más que técnica. Dejó inspiración.
Cara a cara
¿Cómo fue su primer acercamiento al pádel?
Un día terminé mi clase de tenis, vi a mis padres jugando pádel y probé cinco minutos. Dije: “A mí lo que me gusta es esto”. Fue amor a primera vista. Pero mis padres me dijeron: “Terminas el año de tenis y luego haces lo que tú quieras”. Y así fue.
¿Cuál fue ese punto de inflexión en el que decidió que quería ser profesional?
A los 18 les dije a mis padres: “Quiero dedicarme al pádel”. Me lo tomé muy en serio. Lo compaginé con mis estudios, pero mi día a día era full centrado en eso. Cuando me retiré, lo hice tranquila porque sabía que había dado todo.
¿Le costó soltar la etapa profesional?
Sí. Retirarte no es fácil. Pasas de ser “Anna, la jugadora de pádel” a preguntarte quién eres. “¿Quién soy yo fuera de eso?” Es una pregunta fuerte, pero necesaria. Hice terapia, introspección… y encontré nuevas formas de estar.
¿Cómo llegó a Estados Unidos?
El mismo día que me retiré del circuito profesional, me escribieron de un equipo para jugar la liga de pádel en EE.UU. Fui por un mes… y me terminé quedando. Hoy soy head coach en Real Padel, en Miami, y número 1 del ranking femenino en Estados Unidos.
¿Y cómo ve el pádel en Sudamérica?
Jugué en Chile, Argentina, Paraguay, México… y ahora en Ecuador me sorprendió el nivel de las mujeres amateurs. Juegan muy bien, hay pasión y ganas. Está creciendo muchísimo.
¿Cómo describe su estilo de juego?
Soy muy analítica. Y me gusta tener una estructura. En eso me parezco a cómo soy fuera de la pista.
¿Qué le dio el pádel, más allá de los títulos?
Todo. Viajes, personas increíbles, formación. Estoy aquí gracias al pádel. Siempre digo: gracias pádel por darme tanto.
Además del deporte, también está emprendiendo…
Sí, tengo un proyecto que se llama Neurona, con una amiga. Es una marca de nootrópicos naturales para ayudar a la concentración y disminuir la fatiga. Yo los uso en mis partidos más importantes.
Para quienes nunca jugaron pádel… ¿qué lo hace especial?
¡Que es divertido desde el primer día! No necesitas ser pro para pasarla bien. Es muy sociable, juegas en pareja, haces cardio, entrenas reflejos… Para mí, es como la vida: individual, pero en equipo.
Ping-pong
- Su primera pala: ¡La recuerdo perfecto! Y lo gracioso es que hoy sigo jugando con esa misma marca, que además me patrocina. Me acabo de dar cuenta ahora mientras hablamos. Muy loco.
- Número de palas que lleva a un torneo: Siempre llevo dos. Por si acaso.
- La frase que más le ha ayudado en los torneos: La de mi mamá: “El trabajo bien hecho no tiene fronteras”. Siempre la tengo presente.
- El torneo inolvidable: Cuando me metí por primera vez en octavos de final. Fue en Jaén, en el World Padel Tour.
- Un ritual antes de entrar a la cancha: Ponerme mi visera blanca. Es mi cábala, la de la suerte.
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