Vespa:  70 años de leyenda

Vespa: 70 anos de leyenda

La Vespa nació en la Italia de posguerra, en el grupo de transportes de Enrico Piaggio y de la mano del ingeniero aeronáutico Corradino D’ Ascanio, para reemprender la actividad comercial de la empresa y ayudar al despegue económico italiano. La maltrecha economía y el mal estado de las vías anulaban la opción del auto. Piaggio apostó por la motocicleta, que se convertiría rápidamente en el primer medio italiano de transporte de masas.

La escúter de D’ Ascanio fue una revolución tecnológica. Tres conceptos simples le dieron éxito y auge: ser barata, funcional y fácil de conducir, y en ella podían viajar dos o más personas.

Primero estuvo dirigida a profesionales y mujeres, que podían conducirla fácil en falda y zapatos de tacón, sin mancharse de barro o aceite del motor. Lo refleja su primera publicidad. Fue un concepto novedoso en un país en el que la mujer comenzaba a votar en 1946. Este vehículo elegante y versátil se desplazó por el mundo y se metió en miles de corazones de diversos países, incluido Ecuador, donde la marca tiene sus fans, en El Avispero, en Quito.

La ‘Avispa’ italiana viaja por el mundo y llega a Argentina

En 1948, dos años después de creada, comenzó a fabricarse en cinco nuevas naciones en Europa: Alemania, Francia, Bélgica, Inglaterra y España. En 1951 la Vespa desembarcó en Argentina, con un modelo especial hecho para la ocasión, constante que se mantuvo a lo largo de su historia. Ahí inició su viaje por el mundo. En ese contexto comenzaron a crearse los ‘Club Vespa’ en diversos países, que reúnen a apasionados y dueños. Y en 1953 nació el Vespa Club europeo, agrupando a diferentes asociaciones nacionales. “Nace primero la Europa Vespa que la Europa política”, comenta el presidente del club italiano, que además ha escrito varios libros sobre la historia de esta escúter (scooter). Diez años después de nacer, en 1956, se habían vendido en el mundo un millón de motocicletas Vespa. Hoy, el número de ventas asciende a 18 millones de ejemplares, apunta Leardi.

Hecha desde el piloto, una obra fantástica

El ingeniero imaginó a una persona sentada y erguida y comenzó a construir a su alrededor la motocicleta, con la carrocería de una sola pieza que sirve como caja para el motor y protección para el piloto y el brazo delantero inspirado en el tren de aterrizaje de un avión.

Cuando Piaggio vio el prototipo que había encargado a D’ Ascanio exclamó: “Desde arriba parece una avispa (‘vespa’ en italiano)”, y de ahí viene su nombre, cuenta el presidente del Vespa Club de Italia, Roberto Leardi.

‘Actriz de reparto’ en el cine

En los 50 del siglo XX, la Vespa era “el medio más usado para ir toda la familia al mar o pasear en pareja”, dice Leardi, y era común incluso “ir de viaje de luna de miel en Vespa, con la maleta de cartón metida en el maletero trasero”, añade.

Y de parte de ese espíritu romántico y aventurero que estaba en la calle se contagió el mundo del cine, que convirtió a la Vespa en ‘actriz de reparto’ de numerosas películas, desde su primera aparición en 1949 en ‘Domenica d’agosto’, de Luciano Emmer.

Su consagración como ‘protagonista’ en la historia del cine llegó en 1953, con ‘Roman Holiday’, de Willian Wyler, con una graciosa Audrey Hepburn que conduce feliz por las calles de Roma una Vespa blanca mientras dice a su copiloto, Gregory Peck : “Déjame, es divertido”.

Más tarde, a principios de los años 60 se convirtió en el símbolo de una época dorada en Italia, los años de la Dolce Vita, vinculados con la cinta de título homónimo en la que también aparecía la Vespa con los famosos ‘paparazzis’ a los mandos. Grandes nombres del cine de aquella época, como Marcello Mastroiani, Sophia Loren, Sandra Milo o Henry Fonda, la popularizaron como elegante objeto de culto.

Emblema de libertad

En esa misma época (los 60), las carreteras empezaron a llenarse de carros y entonces Piaggio decidió mirar al público joven, lanzando en 1963 la hermana pequeña del modelo clásico, la Vespa 50, que podían conducirla los mayores de 14 años sin carné y sin matrícula.

Esto la convirtió en el “emblema de la libertad de los jóvenes, que fueron los que llevaron adelante la aventura Vespa”, comenta Leardi.

En el deporte

En el mundo del deporte, la Vespa supuso una revolución. En los primeros años 50 se competía con ella en circuitos urbanos y luego empezaron a construirse vehículos para batir récords deportivos. Prueba es la Vespa Siluro, con su peculiar diseño aerodinámico, creada para superar el récord de velocidad para motocicletas hasta entonces vigente. Fue un modo de publicitar la marca y una maniobra para superar la desconfianza de la opinión pública en las motos con ruedas pequeñas.

En 1951 el piloto Dino Mazzocini, a los mandos de la Siluro, batió el récord en la carretera Roma-Ostia al alcanzar 171 km/hora de media en trayecto de ida y vuelta, con ruedas de ocho pulgadas.

Otra competición deportiva en la que Vespa pudo reafirmar su calidad y popularidad fue la XXVI carrera internacional de los 6 días, en 1951, a la que la firma acudió con 10 motos especialmente diseñadas para la ocasión: las Vespa 6 giorni.

“Los ingleses decían que aquella Vespa no llegaría al primer día y, sin embargo, llegó al sexto y conquistó nueve medallas de oro”, cuenta Leardi.

Las vespas deportivas también llenaron España en 1962, con la celebración de la carrera ‘Las 20 provincias en Vespa’, un recorrido de 3.015 kilómetros desde las localidades de Córdoba a Madrid, en el que participaron corredores procedentes de distintos países europeos.

Aún hoy se hacen reediciones de aquellas míticas carreras de los años 50 del siglo pasado y es que, después de 70 años de historia, la Vespa se ha convertido en “un movimiento cultural, un objeto de colección”, explica Leardi.

La bella ‘avispa’, mito y realidad

En el presente combina mito y realidad. “La Vespa hoy en día vive tanto a través de los coleccionistas como de quien la utiliza en su vida diaria”, en palabras de Leardi. Nunca ha perdido la identidad de imagen que adquirió desde sus inicios, con sus formas redondeadas, “femeninas para muchos”, según Leardi; su mezcla de elegancia y funcionalidad con el toque de calidad propio del “made in Italy”.

Su practicidad y sus cualidades se han mantenido en el tiempo, aunque se ha ido adaptando a las nuevas técnicas y las necesidades ambientales, como el motor de cuatro tiempos, que permite reducir la emisión de humo.

Para muchos, como el presidente del club Italia, la Vespa, esa “avispa” italiana, es un “insecto metálico que no se para nunca”.

Rodar con historia

Si en Guayaquil hay un apasionado grupo amante de la poderosa Harley Davidson, en Quito están los amantes de la elegante Vespa italiana. El Avispero es el club de fanáticos de la Vespa, creado en 2010. Consultado sobre las razones de esa pasión, Marco Pazmiño dice: “Permite desacelerarse. Hoy las presiones del día te mantienen a mil, y con la Vespa puedes ir despacio, ser uno con el paisaje. Además vas sentado en un pedazo de historia, en un ícono del diseño. En fin, es una moto con personalidad por derecho propio”. Los miembros de El Avispero los jueves a las 19:30 recorren la ciudad, cuidándose unos a otros. Pazmiño revela que el censo de 2012 determinó que al menos 100 motos rodaban en Quito. El segundo censo se realiza a través de la página web. Pero se sabe que en los últimos años la cifra creció, llegando a picos de 40 motos cada jueves. Uno de los objetivos del censo es determinar la cantidad de Vespas antiguas o clásicas, ya que ese es uno de los capitales del club, que es referente en Latinoamérica por las joyas que se han restaurado aquí. Ahora se están formando clubes en Quito, Guayaquil, Ambato, Cuenca, Portoviejo, Calceta y otras ciudades.

Una moto milagrosa

Cuando el avispero ‘vuela’ a bordo de su insecto metálico va en ‘manada’. Si alguien para, todos lo hacen de inmediato para atenderlo.

Este es el milagro que obra el liviano vehículo, mediante el cual se desarrolla un enorme compañerismo. Según Pachón, “aquí no importa si tienes mucha plata o no. Todos estamos en el mismo nivel. Somos una familia que nos ayudamos los unos a los otros. Cenamos en sitios de bajo costo para evitar problemas al pagar”, explica Pachón.

El Avispero acoge a publicistas, escultores, clowns, diseñadores gráficos, comerciantes y hombres de negocios, unidos por la pasión de la Vespa. Ellos comparten información y revistas, proponen viajes, estrategias para concienciar a los automovilistas y celebran la vida y la amistad.

De nombres y géneros

‘Matilda’ empujó la pasión cuando su dueño, el fotógrafo John Silva, se lanzó a la aventura de recorrer Latinoamérica al volante de esta Vespa PX 150. Varios aficionados decidieron conseguir ejemplares antiguos y restaurarlos. Pazmiño comenta que todas las motos tienen por lo general nombre de mujer si el piloto es hombre, y si es mujer, de varón, como ‘Virgilio’, que es de una integrante del club. La lista es amplia: ‘Julieta’, ‘La Gringa’, ‘La Uvita’, ‘Blanquita’, ‘Amada’, ‘La Francesca’... Hay una anécdota curiosa de Giovanni Gutiérrez, integrante antiguo del club. Años atrás tuvo un accidente a la entrada del túnel Guayasamín. Estuvo unos días en el hospital y bautizó a su moto como ‘Lady Di’, recor-dando el accidente en el que perdió la vida la princesa de Gales.

Las joyas del pasado

En esta pasión hay cierta nostalgia por el pasado y una gran devoción por la estética. La mayoría de las motos son modelos de las décadas de 1970 y 1980. Incluso hay algunas de 1960. Pazmiño explica que en el país circulan modelos comunes clásicos, pero otros destacan por inusuales en el país y a nivel mundial. Estos vehículos, dice, fueron por años despreciados y en ese proceso se perdió mucha historia. Los modelos más comunes serían las PX 150 cc y 200 cc, talvez porque entre las clásicas son las más recientes (1987 en adelante), pasando por las Super150 o las VBB que hay unas tantas, y llegando a las joyas de las que solo se conoce la existencia de un ejemplar, destacando por ejemplo una Vespa GS Mark 2 160 cc, de la cual se fabricaron 17.000 unidades entre 1962 y 1964, o la VL1, que fue uno de los primeros modelos fabricados, revela orgulloso Pazmiño. Giovanni Gutiérrez posee una Vespa VBB 150 de 1962, siendo una de las más preciadas del club. Es un modelo excepcional, de colección. Tiene un motor de dos tiempos que le da un sonido inconfundible, sin direccionales, tal como se construían en la época. Es una moto que atrapa la vista desde el primer momento.