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Los telares, el arma secreta de los artesanos salasacas

Las confeccionan de manera artesanal y con las ramas de los árboles caídos. Lo hacen de manera ceremonial pidiendo permiso y sabiduría a la “Pachamama” o Madre Tierra para que el instrumento permita elaborar creativas prendas. Así se elaboran los telares en la comunidad de Salasaca, parroquia indígena de Pelileo, Tungurahua.

Kuri Antonio Caisabanda es uno de los artesanos de la comunidad y explica que en los telares se tejen tapices, ponchos, anacos y un sinnúmero de artesanías.

Los diseños son los paisajes, la vida andina.

La parroquia está habitada por 12.000 personas ubicada a 15 minutos de Ambato en la vía que conduce a Baños, en Tungurahua. La utilización de los telares requiere de paciencia y también conocimiento, menciona Luis Jerez, otro artesano.

Kuri lleva más de 10 años con su máquina artesanal. En su local se muestran todas las artesanías creadas y la mayoría se representan la naturaleza, la fertilidad, la flora, la fauna, las fiestas, el danzante, la vida de la comunidad, la minga y la cosmovisión indígena.

“Tejer en los telares no es nada fácil. Elaborar una de estas prendas que sirven para decorar la sala, la oficina o el comedor lleva entre dos y tres meses”, explica Kuri.

Al frente del telar, los artesanos pasan sentados hasta seis horas diarias. La madera va atada con sogas de cabuya. Los pequeños hilos son templados y sujetados por largueros del mismo material. Luego se cruzan de un lado a otro los hilos de colores y se da forma al paisaje o figura. Se ajusta con otro madero que baja y golpea para unir las hebras.

Los salasacas mantienen la técnica que se basa en el uso de herramientas ancestrales de madera, los tinturados naturales de los hilos finos de la lana de borrego se hacen con el uso de flores y hierbas que recogen en el cerro Teligote. (F) YIE