350 especies habitan en la zona, a decir de las autoridades. Los visitantes creen que hay menos.

El riesgo de cambiar a las iguanas de su casa

Expertos aseguran que su traslado afectaría al medio ambiente y al turismo. Los visitantes del parque también están en contra.

Los guayaquileños rechazan la medida. Que alrededor de cien iguanas del parque Seminario, íconos de ese lugar, sean trasladadas a otras zonas de la provincia del Guayas para frenar la sobrepoblación, no convence a turistas ni a expertos.

“Si se las llevan no habrá entonces nada que ver aquí”, dijo ayer Esteban Núñez, de 43 años, mientras recorría la zona y alimentaba a un par de especies. “Eso de que no se llevarán a todas (hay 350, según la Dirección de Áreas Verdes Municipal) es mentira”, sentenció.

“Si las autoridades luego de tantos años dicen ahora que el parque no califica para mantener la fauna silvestre, es porque a la larga las van a sacar a todas. Aquí no hay protocolo para frenar a tiempo la sobrepoblación del animal, prefieren llevárselas y acabar con el tema”. Así es con todo, agregó el también ‘turista’ Washington Andrade, animalista y activista ecológico.

En la edición de ayer, técnicos del Ministerio de Ambiente (MAE) aseguraron a EXPRESO que la medida debería ser adoptada porque en el parque Seminario, conocido como el parque de las iguanas, estas ya no tienen el suficiente espacio para circular y colocar sus huevos. Sin embargo, Xavier Salgado, director de la agrupación Medio Ambiente Sustentable, lo desmiente.

“En ese espacio, 300, 400 iguanas... pueden subsistir”, precisó. Si bien el entorno del lugar no es el más adecuado porque el crecimiento poblacional de Guayaquil es diferente al de años atrás (ahora por la cantidad de autos que circulan en la zona, algunas, las que se salen, son atropelladas), no deberían ser reubicadas.

“Se debería poner guardaparques, alguien que las vigile y no las deje salir de su entorno”. Cambiarlas puede incluso matarlas. “Ellas son como las plantas, no en todas las zonas pueden vivir”. Para conservarse, asegura, necesitarían estar en bosques, zonas con árboles cercanos al ser humano, que son quienes las alimentan.

Gabriel Benites, ingeniero agrónomo y extécnico del MAE, va más allá y cuestiona la teoría de la institución sobre que el parque Seminario no califica para mantener la fauna silvestre como las iguanas.

“Si la premisa es que supuestamente el lugar no cuenta con las condiciones adecuadas, entonces la población no hubiera podido sostenerse durante tanto tiempo; hace rato que hubieran dejado de existir”, explica.

Según Benites, la decisión de moverlas de su hábitat -al cual ya se han adaptado a vivir, aun con el ruido, la gente y las luces de una urbe- conlleva algunos riesgos.

“Si quieren disminuir la población me parece bien, pero para llegar a esa conclusión tienen que haber hecho un estudio previo, algún muestreo, una metodología que se llama transecto, que es como ver la población de acuerdo al área en la que se encuentran y las condiciones... entonces ahí sí yo lo puedo aceptar, pero decir que las quieren sacar porque no pertenecen a la zona, no. Eso no tiene asidero”.

Para el biólogo David Almeida, máster en Manejo Sustentable de Biorrecursos y Medio Ambiente, el problema de la reubicación se centra en que esas especies que salen de un sector urbano puedan llevar enfermedades a otras.

“Sacar una especie que está en un sector urbano puede llevar enfermedades a un bosque que tiene especies netamente silvestres y que no han tenido contacto con personas. Lo ideal sería llevarlas a bosques que estén más pegados a la ciudad”, menciona.

Pese a todo esto, hay especialistas, como el biólogo del herbario de la facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, Xavier Cornejo, que consideran oportuna su reubicación. “Cuando hay muchos individuos de una misma especie concentrados en un lugar, como es el caso, hay cierta vulnerabilidad para que puedan ser atacadas por bacterias, virus... Tienden a enfermarse, a tener problemas genéticos”.

A esto se suma el hecho de que incrementan sus niveles de estrés, “cuando viven aglomerados en espacios reducidos”.

VOCES

Feliciano Gonzabay, guayaquileño y asiduo visitante del parque

No se debe movilizar a un solo ejemplar. Ellas son el ícono de Guayaquil, por algo hay hasta un mural de la iguana en la ciudad. Si las autoridades quieren ayudar, deben sacar de allí a las palomas

Xavier Salgado, fundador de la organización Medio Ambiente Sustentable

Si han vivido allí por tantos años, entonces deben quedarse. Reubicarlas es complejo, pues aunque parezcan fuertes, tienen problemas de adaptación. En el peor de los casos, podrían hasta morir

Gabriel Benites, extécnico del Ministerio de Ambiente

Si hasta ahora no se ha hecho un control con los especialistas del caso para medir la población y ahora lo quieren hacer, es perfecto; pero no pueden decir que ahí no hay las condiciones adecuadas.

Traslado

También afecta al turismo

Para los operadores turísticos que se encuentran en el parque Seminario, quienes por temor a que las autoridades los saquen no dieron sus nombres, el hecho de mover a las especies los afectaría directamente: “El turista, el peruano, el europeo... viene a este lugar a ver a las iguanas. No a una, a muchas”. Reducir su número, por lo tanto, dicen, convertiría en “común” el parque y “aniquilaría” su esencia.

Lo mismo opina Jennifer Cevallos, operadora turística: “Que el parque de las iguanas no tenga muchas iguanas desde luego que le restaría importancia al lugar”, precisa.

Solange Garcés, asesora de Turismo, prefiere ser más cautelosa: “Yo confío en que la decisión que tome el MAE es la más adecuada, porque se supone que debe estar sustentada en estudios. Hay que esperar a ver qué pasa.”