Del total de graduados en Sistemas, las mujeres representan con suerte el 30%.

En programacion, ellas aun son minoria

Los estereotipos, los prejuicios sexistas y el miedo a las matemáticas o a entornos dominados por hombres son factores que han influido en que las chicas no se sientan atraídas por STEM.

El estereotipo de persona que se dedica a la informática es varón, igual que el del piloto, policía o futbolista. Al menos sobre la primera ocupación lo gritan las cifras: De los 18.2 millones de programadores de software que hay en el mundo solo el 14% son mujeres.

Los estereotipos en torno al mundo Geek, los prejuicios sexistas, el desconocimiento y el miedo a las matemáticas o a entornos dominados por hombres son algunos de los factores que han influido en que las chicas no se sientan atraídas por STEM (science, technology, engineering and math). Punto menos para la sociedad.

Antonio Cevallos, decano de la Facultad de Sistemas, Telecomunicaciones y Electrónica de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), en donde, del total de graduados, las mujeres representan con suerte el 30%, asegura que la mala orientación vocacional en la secundaria también es un factor. Según él, los orientadores continúan recomendando las carreras tradicionales y no las de mayor demanda e inserción laboral.

Entonces, ¿cuál es el primer paso? “Trabajar con estos profesionales de forma conjunta para que conozcan con mayor certeza el campo de acción de las carreras técnicas y derriben los mitos, entre otras cosas, de que programar es difícil o una carrera solo para hombres”.

El segundo paso lo dan los grandes de la tecnología motivando a las chicas en el tema de los códigos. Google, por ejemplo, ha lanzado la plataforma “Made with code”, basada en herramientas gratuitas en línea, para aprender a programar al puro estilo de “manos a la obra”. Otras iniciativas similares que destacan son “Girl develop it” y “Girls who code”.

¿Y quién da el tercer paso? Ellas, definitivamente. “Carácter y personalidad es todo lo necesario para salir adelante en la profesión que sea”, afirma Gwyneth Peña (Visual Byte Studio). Ella es estudiante de Ingeniería en Sistemas y Telemática en la Universidad del Azuay y dio el tercer paso. Decidió ‘decodificar’ los prejuicios y escribir su propios códigos. Trabaja como programadora o developer en Visual Byte Studio Creativo y está cerca de lanzar su primer producto para iOS: FlashList, una app que ayudará en la organización de notas rápidas.

También está María Paz Velarde, quien se graduó como ingeniera en computación en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol). Inició trabajando en emprendimientos como Comet Bits y EWY (de Start Up Chile), y hoy cuenta con su propia empresa de desarrollo: Cyclops Bunny. Para ella, las mujeres le hacen bien a la programación. “No por el género, sino por la diversidad. Hombres y mujeres tienen formas de pensar distintas y en la resolución de problemas es una ventaja. Puede sonar raro en forma general, pero es lo que necesita el código”.

“Si conoces el significado de ser persistente llegarás a la tercera página de Google”, dice Joseline Suárez, estudiante de ingeniería en sistemas computacionales de la U. Estatal de Guayaquil y programadora de sitios web en Estudio Monoattack, también forma parte de la minoría, ese 14% de programadoras en el mundo. Para ella no fue fácil vencer los prejuicios, pero dice que la paciencia y la perseverancia bastan.

Ellas pudieron haber tenido otra historia de vida. Pudieron ser profesoras o doctoras, pero decidieron lanzarse a un mundo súper poblado de hombres y sumar esfuerzos para que de a poco se reduzca la brecha. ¿Tú lo harías?