Es un incentivo poco conocido, y que no solo beneficia a gestores culturales y artistas de la escena ecuatoriana, sino también a empresas privadas. Se trata de la deducibilidad del 150% en el impuesto a la renta para aquellos que respaldan iniciativas culturales. 

Un incentivo tributario establecido por la Ley Orgánica para el Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal, vigente desde el 29 de noviembre de 2021. Este estímulo permite a empresas y particulares que financien proyectos vinculados a emprendimientos, artes, innovación, patrimonio cultural y memoria social deducir el 150% del monto correspondiente en la conciliación tributaria en el período vigente.

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Josué Constante, abogado y gestor cultural, manifiesta a este Diario, que los beneficios de este incentivo son “inmensos”, y que desde su trabajo ha podido realizar propuestas artísticas, siguiendo el lineamiento otorgado por el Ministerio de Cultura.

Constante, magíster en Derecho Procesal, da a conocer algunos de los pasos que se deben dar para obtener estos privilegios fiscales. “Si es un artista, deberá solicitar en línea el RUAC (Registro Único de Artistas y Gestores Culturales). Luego presentar su propuesta al Ministerio de Cultura y Patrimonio, y obtener su aval. Posterior a eso, podrá firmar contratos con patrocinadores, generar su factura y recibir el patrocinio.

Luego, de ejecutar la propuesta, se realiza el cierre del aval, y se genera el certificado de beneficio tributario a favor del patrocinador. En caso de ser un patrocinador, el que desee obtener el servicio, deberá tener contacto con un gestor cultural que cuente con una propuesta artística debidamente avalada, firmar el contrato, recibir la factura, y desembolsar el dinero, y posterior a eso, al cerrar el aval, obtener la certificación”, argumenta.

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Valeria Constante, asesora general del Servicios de Rentas Internas (SRI), habló con EXPRESO, sobre quiénes pueden acceder a este bien tributario. “Los artistas y gestores que tienen propuestas relacionadas con diversas áreas culturales como danza, música, cine, teatro, mapping, investigación, procesos formativos, restauración, museografía y festivales, entre otras, pueden solicitarlo. Asimismo, las empresas interesadas en patrocinar deberán cumplir con los requisitos y seguir el proceso correspondiente para acceder al incentivo”, alega.

Estas medidas buscan proporcionar al sector cultural una opción de financiamiento que contribuya al acceso de bienes y servicios culturales para la ciudadanía, al tiempo que fomente la reactivación económica de este sector. Sin embargo, existe mucho desconocimiento.

Constante alude que a pesar de la difusión a través de canales oficiales, como el SRI, se observa desinterés y desconocimiento. La jurisconsulta recomienda que se intensifique los esfuerzos de comunicación y educación por parte de las autoridades fiscales y culturales, a fin de garantizar que un mayor número de contribuyentes puedan aprovechar adecuadamente este estímulo tributario para el beneficio colectivo y cultural.

Pablo Cardoso, director del Observatorio de la Universidad de Las Artes, reconoce esta realidad entre los artistas y algunos gestores.

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“Gran parte de los trabajadores de la cultura no hacen parte de los sistemas formales tributarios, y adolecen de formación relacionada con la contabilidad o tributación. Este sin duda es uno de los grandes problemas por los cuales un gran segmento del sector cultural no participa en las pocas políticas culturales que han sido propuestas desde el Estado”, enfatiza. 

EXISTE DESCONOCIMIENTO

Pablo Cardoso, director del Observatorio de la UArtes, expone a este Diario, que durante el Encuentro de Políticas y Economía de la Cultura de la Universidad de las Artes, realizado en 2023, el Ministerio de Cultura publicó los resultados correspondientes al año 2022 de esta iniciativa estatal. 

Se evidenció que el organismo atendió 295 solicitudes, de las cuales se otorgaron un total de 170 avales con 45 avales patrocinados; menos de la mitad. También se reportó un patrocinio de aproximadamente 8 millones de dólares. 

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Cardoso señala que entre los desafíos que encuentran los gestores se ha podido identificar “la escaza socialización de la iniciativa y de sus mecanismos, los problemas tecnológicos con la plataforma, la necesidad de contar con capital social para conseguir el financiamiento en las empresas y el desinterés de las empresas en financiamiento al arte y la cultura o su resistencia a participar en él debido al proceso burocrático”, sostiene.

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