Paradojas
Somos sin duda un conjunto de etnias, con sus respectivas costumbres, idiomas, etc., que interconectadas geográficamente, no hemos desarrollado una relación personal-social, de suerte que la interculturalidad es apenas una simple definición.
Somos sin duda un conjunto de etnias, con sus respectivas costumbres, idiomas, etc., que interconectadas geográficamente, no hemos desarrollado una relación personal-social, de suerte que la interculturalidad es apenas una simple definición.
Resulta paradójico que hablándose a nivel gubernamental de esta interrelación, se haya hecho poco o casi nada en salud. Me referiré al bicarbonato de sodio, conocido en la farmacopea por sus múltiples usos, destacándose por su alcalinidad como protector de las mucosas, en virtud del cual se lo utiliza en buchadas, gargarismos, colutorios, aprovechándoselo además por su acción protectora sobre la mucosa gástrica.
La Secretaría Técnica de Drogas, antes Consep, controla a las sustancias estupefacientes y psicotrópicas; sin embargo, se le ha ido la mano al haber indexado al bicarbonato de sodio como droga proscrita, al considerárselo como un precursor en la elaboración de ciertos estupefacientes; error craso, toda vez que además de los usos ya indicados, se lo utiliza ampliamente en pastelería.
Si los miembros de la STD viajasen a un país vecino, observarían en los supermercados al bicarbonato de sodio, en saquillos de 25 y 50 kilos, así como en envases de 8 y 12 onzas, para ser adquiridos por el público sin límite alguno, beneficiando así a los humanos que lo usan y a las pastelerías que lo aprovechan.
Los panegiristas de la interculturalidad deben presionar a las autoridades de salud para que incluyan un módulo de medicina tradicional ancestral, para hacer conocer a los alumnos, las maravillas sembradas en el Ecuador, muchas de las cuales no son utilizadas por desconocimiento y que bien podrían ser aprovechadas en la medicina moderna, para la elaboración de lociones, jarabes, pociones, cremas, gotas, emplastos y un sinnúmero de formas farmacéuticas que abaratarían la medicina, al permitir prescribir al médico, una fórmula magistral -como yo lo hago permanentemente- para entregar a los pacientes un fármaco que equivaldría a recibir un “traje a la medida”. ¡Apoyemos la interculturalidad!
Y sigo andando...
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