Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

Entre pacientes y grandes congresos

El 2006, el doctor Luis Chiriboga Ardito dejó de actualizar su hoja de vida, que, resumida, se extiende por once páginas. Allí está condensada gran parte de los cincuenta años de una trayectoria profesional en la que ha recibido reconocimientos por sus investigaciones, por su labor en los gremios científicos, por su entrega como docente y por un trabajo profesional y humanitario dentro de la Dermatología.

Por supuesto, las publicaciones científicas han sido parte de su recorrido y están plasmadas tanto en libros como en revistas especializadas. Aunque dejó de actualizar su hoja de vida, sus conocimientos se han ido enriqueciendo con más viajes por el país y otras naciones.

Y si hay algo que lo enorgullece y que considera uno de los mayores logros de su carrera, es pertenecer no solo a importantes sociedades médicas nacionales sino también extranjeras, como la española, la surperuana, la bolivariana... En esta rama ha sido muy activo, al punto de ser durante cuatro periodos vicepresidente de la Sociedad Ecuatoriana de Dermatología y de ocupar la presidencia de esta en dos ocasiones.

Esa experiencia le permitió organizar, junto a un grupo de colegas, un gran congreso en Guayaquil, el 2011, como parte de la Reunión Anual de Dermatólogos Latinoamericanos. Se logró llenar diez salas de conferencias con 2.180 asistentes. Ha sido uno de los eventos médicos que más asistentes ha congregado en la ciudad.

Pero no solo allí ha tenido éxito. Su faceta de profesor fue una de las que más disfrutó cuando la ejerció por 34 años en la Universidad de Guayaquil, donde no solo ejerció como docente de pregrado sino de posgrado.

Reconoce que inicialmente quiso ser ginecólogo, pero aquel fue un deseo fugaz. Lo suyo era tratar los problemas de la piel y allí se enfrentó a una enfermedad que por los años 70 causaba el rechazo. Se trataba del mal de Hansen que se conocía como lepra. Veía cómo los familiares abandonaban a los afectados porque creían, equivocadamente, que era un mal de fácil contagio. De esa enfermedad conoció de cerca cuando trabajó por 40 años en el Dispensario Dermatología de Guayaquil, que pertenecía al Ministerio de Salud y luego como parte del IESS.

Este médico, que cursó su especialidad en España, ha atendido todo tipo de problemas de la piel. Ahora, dedicado por completo a la consulta privada, le preocupa los errores que se cometen a la hora de cuidarse de los rayos ultravioleta. E insiste en que se apliquen bloqueador a diario, a las 09:00, a las 12:00 y a las 15:00.