Hay cables y tuberías por donde sea, que afean el lugar. En invierno, la zona se inunda y el temor a que ocurra un incidente aumenta. La constructora asegura que dará solución: mejorará el interior y colocará techos para evitar que el agua entre.

Las obras inconclusas, la mayor inquietud en Bosques de Rioja

El malestar entre los habitantes de la ciudadela Bosques de Rioja, ubicada en el kilómetro 3,5 de la vía Samborondón, es permanente desde hace, al menos, un año.

El malestar entre los habitantes de la ciudadela Bosques de Rioja, ubicada en el kilómetro 3,5 de la vía Samborondón, es permanente desde hace, al menos, un año. Los habitantes consideran una odisea vivir allí. Y no necesariamente porque la urbanización no sea bonita, porque sí lo es. Sino porque a esta le hacen falta varios acabados. Hay obras inconclusas y servicios que -aseguran- “están a medias”.

La residencial, integrada por ocho casas y quince departamentos, incluidos los tres que están por entregar, por citar algunas de las molestias, no tienen cerco eléctrico, luminarias (las pocas que hay han sido instaladas por los residentes), ni aún todas sus paredes están pintadas (tienen solo cemento).

Asimismo, el jacuzzi del área social no está acabado, a la piscina le hace falta un muro de contención. Y en el parqueadero, que “por falta de un canal de desfogue de aguas lluvias todos los inviernos se inunda”, hay bodegas y baños que están construidos en un 50 %, lamentan los residentes, que paralelamente se quejan de ser uno de los pocos vecindarios que en el sector no tiene una planta de tratamiento.

“Funcionamos todavía con pozo séptico, es inaudito”, recalca Zandra Ibarra, la primera residente que habitó el lugar, al hacer hincapié en que para solucionar “en algo” los problemas, sobre todo de seguridad, han optado por pagar una alícuota mensual “elevadísima” por familia para cubrir los pagos de los guardias y los gastos por agua y energía, incluidos los del medidor.

Para sacar el de agua, por ejemplo dice Ibarra, tuvieron que cubrir una deuda que la constructora Rumbea & Rumbea, a cargo del proyecto, tenía con Amagua. Y no solo eso. Por no tener en ese entonces las escrituras de las casas, aún cuando ya vivían en ellas -que es la situación que hoy experimentan los dueños de los condominios-, la alcaldía tuvo que interceder para que la entidad les dé los equipos sin tener los papeles. “Y pues lo de la deuda, nos tocó asumirla a todos, algo injusto”, precisa otro morador, quien solicitó a EXPRESO no se publicara su nombre.

Con respecto a la falta de escrituras, los residentes del edificio de departamentos, ahora hipotecado, dicen sentirse preocupados por temor a perderlos. “¿Qué pasará con nosotros si hay un embargo? ¿Nos lo quitan? ¿Lo perdemos? Tenemos una promesa de compraventa, pero no me siento segura”, precisa María Paula de Ricaurte, una de las afectadas.

Frente a toda esta situación, similar a la que perciben, como ya lo contó EXPRESO anteriormente, los habitantes de Costa Plaza (kilómetro 10 de vía a la costa), a cargo de la misma constructora, Emilio Rumbea, miembro del directorio, ha despejado varias dudas.

Por un lado asegura que las obras inconclusas, todas, se edificarán, pero piden paciencia, tiempo. Él atribuye los atrasos, en su mayoría, a los cambios de normativas y la Ley de Plusvalía (ya derogada) que afectó por varios años consecutivos.

“Ahora que todo ha mejorado, hemos solicitado un crédito, que ya fue aprobado; estamos en el proceso de la garantía”. Con él, dice Rumbea, solucionarán los problemas de ambas residencias. Le darán prioridad a la entrega de las viviendas, las obras vendrán después. “No es lo mismo enfrentar un problema legal por la falta de una piscina que por la entrega de un departamento...”, aclara.

Sobre la entrega de contratos, Rumbea asegura tener una “obligación contractual” de cumplirle a sus clientes. Al momento la hipoteca no ha sido levantada, más no hay riesgos, admite. “Todo está respaldado: lo que han saldado y lo que resta por pagar. Quienes no han estado conformes nos han pedido renovar los documentos mediante escrituras públicas y se lo ha hecho. Yo entiendo que a nadie le guste pasar por esto y esperar. Sin embargo, vamos a cumplir, a nosotros nos interesa hacerlo, no solo para mantener nuestros proyectos, sino porque tenemos un nombre...”.

Con miras a mejorar

Con el crédito, ya aprobado, Rumbea & Rumbea culminará la edificación de los tres condominios pendientes. Con respecto a los servicios básicos, reconoce, poco se ha avanzado. En la ciudadela todavía reciben agua por tanquero. “Pero estamos trabajando porque las cosas se regulen. El mercado de la construcción ha mejorado, vamos por buen camino. Proyectos que tenemos en Santa Elena están saliendo y eso nos da liquidez. Vamos a cumplir con todo y todos”, reitera.