Este fin de semana se celebraron en la región dos debates de candidatos que aspiran ocupar la Presidencia de Ecuador y Argentina. La novedad fue que en ambos escenarios ninguno de los candidatos se decidieron a arriesgar para convertirse en el más destacable, sino mas bien la neutralidad, control y pasividad acapararon las discusiones.

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Luego del debate presidencial de Argentina, las encuestas apuntan que de los cinco candidatos, tres son los más opcionados: El anarcocapitalista Javier Milei; la exministra de Seguridad durante el Gobierno de Macri, Patricia Bullrich; y el oficialista y actual ministro de economía, Sergio Massa. Varios análisis sugieren que la temática que acaparó las discusiones fue el económico, lo cual termina siendo lógico en el contexto de una Argentina quebrada, ilíquida y con el ferviente deseo de cambiar hacia un modelo que permita el progreso de sus ciudadanos.

El debate, al igual que en Ecuador, es una obligación para los candidatos presidenciales y el desarrollo de este, junto con su metodología está a cargo de la Cámara Nacional Electoral, institución que además es la encargada de socializar el reglamento con todos los participantes. Durante la jornada no se presentaron exabruptos entre los candidatos, ni ofensas, lo cual es loable para un sistema donde las ideologías están polarizadas y la incertidumbre política y económica podría invitar a generar situaciones de confrontaciones peyorativas. Esta es una característica que se debe rescatar.

Una de las declaraciones que mayor impresión ha causado fue cuando Massa mencionó que de llegar a la Presidencia pondría en marcha la llamada “moneda digital argentina”, luego de haber reconocido que la inflación (140% al día de hoy) es un problema importante en el país e incluso pidió disculpas por los errores cometidos por el Gobierno al que representa. Las interrogantes a posteriori del debate serían ¿qué entidad regulará la moneda digital argentina, cómo se la podrá comercializar y si esta sería una moneda oficial además de los pesos?

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Por otra parte, de los cinco candidatos el más atacado fue Milei, principalmente por sus propuestas económicas, especialmente la relacionada a la dolarización, sugiriendo que éste pondría el riesgo la soberanía del mercado argentino por ponerle otra bandera a su moneda. Myriam Bregman, una de las candidatas menos opcionadas, llegó a sugerir que Milei era un simple servidor de los grandes empresarios de la Argentina.

A manera de resumen, Massa enfatizó el rol que tendría para estabilizar la economía argentina, Bullrich se enfocó en la implantación de un sistema para perseguir a los evasores fiscales y malversadores de fondos públicos, Bregman insistió en la distribución de las riquezas en manos de los más poderes del país, Juan Schiaretti defendió la importancia del sistema federalista, ya que con su experiencia como exgobernador de Córdoba, considera imprescindible que más poder se otorgue a los gobiernos locales y finalmente Milei, impulsó su “modelo de la libertad” y que los argentinos no voten por los mismos de siempre, culpables de la crisis económica actual.

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El próximo debate presidencial será el 8 de octubre en Buenos Aires y será la última oportunidad que tendrán los candidatos antes de las elecciones del 22 de octubre, para demostrar que son la mejor opción para sacar a Argentina del hueco estructural en el que ha caído.

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