Los resultados del último Censo de Población y Vivienda realizado por el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC) en torno al número de miembros que conforman una familia evidenciarían que Ecuador llegó al umbral de crecimiento y del equilibrio. Este cambio sería producto de las transformaciones sociales que se vienen gestando hace 60 años.

Según datos del INEC, los hogares ecuatorianos ya no tienden a conformarse por más de cuatro personas, sino por menos de tres. Hasta 2001, el 39,2 % de las familias se conformaban por más de cinco miembros; este índice baja al 20,9 %, en 2022.

Rubén Aroca, antropólogo, investigador, experto en Ciencias Sociales y catedrático de la Universidad de Guayaquil, explica que los resultados obtenidos del censo no son una sorpresa, sino que es la tendencia de occidente: la tasa de hijos por mujer se reduce, la edad y la expectativa de vida aumentan. “Ahora, en el mundo, el desarrollo se expresa especialmente en indicadores de natalidad y de expectativa de vida”, declara.

Entre 1800 y 1960, en Ecuador, las mujeres tenían entre seis y ocho hijos, manifiesta Aroca, pero la población tenía una baja expectativa de vida. “Entonces, las familias eran grandes y la vida corta; ante eso, la lógica de esa época era que no tenían que perder el tiempo y debían casarse a los 11 años y a los 15 ya debían tener dos o tres hijos”. Pero es a partir de 1960 que esa tasa empieza a cambiar y las mujeres tienen menos hijos.

Ahora en 2022, está en 2,1 hijos, revela Carol López, socióloga y catedrática de la Universidad de Guayaquil. Lo que significaría que Ecuador está entrando en esta década a la transición demográfica, porque la población ya no va a crecer, y que estamos a un paso de la tasa de equilibrio, enuncia Aroca, debido a que “cuando las mujeres tienen dos hijos, lo que sucede es que una generación se reemplaza con otra”.

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Esto se evidencia en los resultados de población. El sociólogo César Montúfar y el antropólogo Florencio Delgado, ambos catedráticos de la Universidad Andina Simón Bolívar y de la San Francisco de Quito, respectivamente, comentaron que para este censo se esperaba que se registrara que fuéramos más de 18 millones de habitantes; sin embargo, en 12 años existió un incremento de 2,4 millones de personas en relación al 2010, “lo que no es tan fuerte como pensábamos”, comenta Delgado al analizar que, de acuerdo con los datos del INEC, en 2022, Ecuador tuvo una población de 16’938.986.

López asevera que el estancamiento del crecimiento de la población tiene relación con las políticas de control de natalidad que “fueron implementadas con fuerzas desde los años 70” y a la decisión que ahora toman las mujeres de cuándo y cuántos hijos tener, ya que ahora se encuentran dentro de la población económicamente activa, pero a la par se mantienen las labores de cuidado y del hogar.

Aun así, la inserción de las mujeres en el sector moderno afecta definitivamente a la tasa de natalidad y el uso de anticonceptivos cambió radicalmente la tendencia, revela el antropólogo Aroca.

No obstante, David Aguirre, psicólogo y docente de la Universidad Casa Grande y de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, considera que hay que comprender que, como la cultura y la época cambian, las personas tienen otros ideales a perseguir, como el desarrollo personal y social, estudiar o a trabajar más o generar riqueza. Esto también es resultado de los fenómenos migratorios, sea por estudios o por situaciones económicas, menciona, ya que estos procesos traen contacto con otras culturas y modifica la forma de ver el mundo.

Para Aroca, esta tendencia transforma todo: los ambientes, la familia… El psicólogo Aguirre señala que la construcción social se ha modificado, debido a que “la familia, como el único núcleo social, ya no tiene el mismo peso que antes”; esto se debe a que culturalmente el concepto familiar ha ido adquiriendo algunos efectos sociales, políticos, económicos y hasta religiosos. A eso se suma que ahora también hay personas que ya no están teniendo una pareja estable, sino múltiples parejas.

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Antes se pensaba que sí o sí, las familias tenían que estar conformadas por grupos consanguíneos, es decir, padre, madre, hijos, e incluso se extendía a los abuelos, tíos…”, detalla Aguirre; sin embargo, ahora las personas viven solas, con sus parejas o con sus mascotas. Esto es recogido por el censo. Por primera vez se evidencian hogares individuales (16,6 %).

Esta tendencia familiar también está representada en el tipo de vivienda que los ecuatorianos están prefiriendo vivir, revela Delgado; antes, la población optaba por una casa. En 2001, este índice representaba el 71,9%, pero en 2022 descendió al 64,1 %. Lo contrario que registra el índice departamento, el cual, estaba en 9,9 %, en 2001, se incrementa al 21,1 % para 2022, según datos del INEC. “Esto se evidencia más en los sectores urbanos, donde personas solteras y profesionales alquilan un departamento porque prefieren vivir en un apartamento que en una casa, ya que puede ser más confortable”, considera Delgado.

Para Aroca, la sobrepoblación ya no debería preocuparnos, porque “el ritmo en el que está creciendo la población es decidido por las mujeres”.

• ESTA ES UNA ÉPOCA DE ENVEJECIMIENTO

Para mediados de este siglo, asegura Aroca, llegaremos a ser algo más de 17 millones de ecuatorianos, pero no alcanzaremos los 19 millones, ya que para ese entonces habremos dejado de crecer; estaremos envejeciendo, pero la edad media superará los 35 años. De acuerdo con el último censo del INEC, la edad media de Ecuador es de 32 años. En 2001 fue de 27 años; en 2010 se registró en 27.

Por lo que Aroca asegura que, en 2050, la sociedad cambiará; las escuelas ya no harán falta, sino que sobrarán. Sin embargo, faltarán universidades y servicios para la población de más de 65 años, la cual será mucho mayor que la de 2010, agrega el antropólogo. Esto, debido a las decisiones que las mujeres están tomando, expone López, lo que a su vez repercutirá en la gestión y en la administración pública del futuro. Por lo que las políticas públicas tendrán que hacer mayor énfasis en los adultos mayores y habrá cambios en el mercado laboral, sentencia la socióloga.

Japón es el país más longevo del mundo, dice Aroca; el año pasado, la edad media estuvo en 49 años y “en esta nación ver a un niño es un espectáculo”, expresa. En cambio, la edad media de Níger, país ubicado en África Occidental, es 15 años. “Ninguna política podría funcionar con esa edad media, solo los regímenes autoritarios y militares; la democracia funciona mejor en la madurez. Pero en el medio hay muchos problemas y allí estamos nosotros; eso es en parte la explicación de lo que nos pasa”.

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