Tras la declaratoria de un conflicto armado interno en Ecuador, las muestras de apoyo internacional parecen incontables. Presidentes, misiones diplomáticas, organismos multilaterales y más entes han rechazado la violencia criminal registrada desde el pasado 8 de enero, especialmente con la toma de la señal en vivo de TC Televisión.

Pero “más de 38 países” han ofrecido su ayuda para participar del lado ecuatoriano en la guerra contra grupos terroristas que responden a carteles narcocriminales transnacionales dentro del territorio nacional.

El presidente de la República, Daniel Noboa, ha dicho públicamente que la asistencia que mayormente se necesita en el país es de tropas o equipo humano en diferentes aspectos. Enfatizó que no hay tiempo para aplicar ciertas posturas. 

“No es un momento para decir por ego o vanidad: ‘no, vamos a proteger a nuestra soberanía; no vengan militares acá’. Necesitamos apoyo militar, en fuerzas de personas, de soldados, asimismo como asistencia de inteligencia, artillería y equipamiento”, enfatizó.

Diario EXPRESO solicitó a la Cancillería de Ecuador el detalle del tipo de asistencia que se ha extendido desde las naciones, pero hasta el cierre de esta edición no se entregó la información solicitada.

Desde el Ministerio del Interior se enfatizó que es un tema que aún está en análisis y que por el momento no se puede cuantificar los ofrecimientos por la organización de ayudas a recibir y que además se trata de un tema que lo maneja directamente la Presidencia.

Sin embargo, en el gobierno anterior, del mandatario Guillermo Lasso, se firmó un acuerdo con Estados Unidos a finales de septiembre de 2023, en donde se estableció que militares de ese país ingresen al territorio ecuatoriano en operativos previamente coordinados para combatir el narcotráfico en altamar.

El pacto se concretó en una visita que hizo el exmandatario a ese país para participar en la Asamblea General de Naciones Unidas. El canciller de ese entonces, Eduardo Manrique, afirmó que los uniformados del Servicio de Guardacostas norteamericano iban a trabajar directo con la Armada de Ecuador.

Esos operativos, según expresó, ya se hacían como parte de la colaboración con ese país, pero que en esta ocasión se extendería contra buques sospechosos y buques apátridas, y con regulaciones específicas sobre las embarcaciones y aeronaves.

Un mes antes, el canciller Manrique y Michael J. Fitzpatrick, embajador de los Estados Unidos en el Ecuador, suscribieron en Quito una carta de acuerdo para garantizar la cooperación continua en la lucha contra el narcotráfico, la corrupción y otros delitos transnacionales.

El documento estableció capacitación y equipamiento de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley durante los próximos diez años.

No obstante, Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de Bogotá (Colombia), hace una comparación de su país con Ecuador y recuerda que para rescatarlo de la violencia en la que estaba sumergida en los años 80 y 90 se necesitó de más colaboración que los acuerdos de intercambio de comunicación y capacitaciones. 

“En Colombia hay asistencia militar, hay asistencia en temas de seguridad y desde luego hay presencia de funcionarios de servicios como la DEA (Administración de Control de Drogas, por sus siglas en inglés), todo esto producto del desarrollo de los últimos años del Plan Colombia”, agregó.

Acero sostiene que Ecuador puede llegar a este nivel de ayuda siempre y cuando firme los acuerdos bilaterales en el marco de los tratados internacionales.

Lasso aseguró en su mandato que tenía un proyecto a implementar en el país y que era similar al Plan Colombia, pero no lo concretó. No dio detalles del mismo y tampoco cómo quedaba ese proceso para el siguiente mandato, en medio de unas elecciones anticipadas.

Mientras que en México, el exfiscal de ese país, experto en inteligencia y seguridad, Ramón Celaya Gamboa, enfatiza que en su nación existe la Iniciativa Mérida, que consiste en la dotación de herramientas, recursos y capacitaciones a los equipos de elites que se enfrentan al narcoterrorismo transnacional. 

“Pero desde hace 50 años Estados Unidos ha querido instalar una especie de base militar y que no se ha concretado porque se mantiene vigente la discusión sobre el respeto a la soberanía nacional y la incursión extranjera en temas internos.

“México ha sido muy celoso para aceptar un programa como el Plan Colombia, pero nosotros tenemos una relación histórica por los límites fronterizos. La iniciativa Mérida tiene 20 años y es una versión remasterizada del Plan Colombia si se puede decir así”, ponderó.

Acero y Celaya sostienen que no solo se debe apuntar a Estados Unidos, sino a más naciones, tanto vecinas como lejanas y que los convenios realmente beneficien en mayor proporción a Ecuador.

“El Gobierno tiene que ser muy cuidadoso en aceptar cualquier tipo de ayuda porque hay que considerar que al aceptar ayuda del extranjero en un conflicto interno armado, se reconoce que no se tiene la capacidad para enfrentar el problema, lo que obviamente es un costo político y lo segundo es que se considera como una intervención directa y lo que se debe hacer es delimitar hasta donde se permite ayudar”.

De su lado, Wladimir Morales Vela, experto en seguridad nacional, sostiene que antes de aceptar las ayudas internacionales, Ecuador debe tener identificado en qué áreas se tiene falencias para fortalecerlas con las asistencias que se ofrezcan, porque las Fuerza Armadas y la Policía necesitan de recursos. 

“Por ejemplo, en tecnología, es lo que más le falta (al Ecuador), recursos para armamento y talento humano para inteligencia. Creo que hay que tener mucho cuidado con las tropas extranjeras porque las nuestras están capacitadas para hacer los operativos, solo necesitan las herramientas acordes a los operativos”.

E incluso agrega el posible golpe moral que pueda existir al ego de los uniformados nacionales en el caso de que se les dé mayor protagonismo a las fuerzas extranjeras que decidan operar en el país. “Tenemos los uniformados para hacerlo y en estos momentos también contamos y cuentan con la motivación patriótica porque en cierto modo nos ha unido con el propio Gobierno”.

Los expertos enfatizan que existen ciertas colaboraciones que no necesariamente necesitan de un nuevo documento firmado porque de antemano ya hay buena relación bilateral y pactos de seguridad, como por ejemplo Perú, que puede colaborar con cierres de fronteras y vigilancia.