Guillermo Lasso, candidato a la presidencia, junto a su binomio Andrés Páez durante el cierre de campaña en Guayaquil

Lasso, el ultimo discurso antes del cambio

Ha sido un largo viaje hasta esta tarima. Han tenido que pasar siete años y 12 vueltas al Ecuador para que Guillermo Lasso, el candidato por la alianza Creo-Suma, pronunció este, el último discurso con la promesa de cambio.

Ha sido un largo viaje hasta esta tarima. Han tenido que pasar siete años y 12 vueltas al Ecuador para que Guillermo Lasso, el candidato por la alianza Creo-Suma, pronunciará este, el último discurso con la promesa de cambio.

Lo hizo durante el cierre de campaña en Guayaquil la noche del jueves 30 de marzo, en el filo del silencio electoral.

A su alrededor, orbitando frente a un escenario circular, una mancha blanca copando el Coliseo Voltaire Paladines Polo.

En la garganta, el grito que nació en las calles y hoy abandera una causa política: “Fuera Correa, fuera”.

Lasso, quien se impuso como el candidato de oposición en una primera vuelta con sabor a primarias, ahora impulsa ese grito.

“No soy yo el candidato ideal. Pero soy la opción democrática” reconoció en su última entrevista con EXPRESO.

Ese grito es la prueba.

Antes de tomar el micrófono, su binomio Andrés Páez ha calentado la escena con un discurso encendido y juramentado.

“Juro ante ustedes que fiscalizaremos hasta el último acto de esta banda criminal presidida por Rafael Correa”. Directo: mafia, delincuentes, saqueadores. Páez no ha dejado adjetivos en el tintero para marcar lo que, con seguridad, será su agenda política si llega a la vicepresidencia.

“Fisca-liza-ción” el segundo coro favorito de la noche, fue la respuesta del público.

Páez, dando muestras de un número dos que difícilmente pasará a segundo plano, ha prometido una revisión minuciosa de toda la contratación y gestión.

Pero eso no es todo: “Correa no se salvará de la Corte Penal Internacional”, dijo en referencia al tribunal que juzga sobre violaciones a los derechos humanos y lesa humanidad.

“Estamos cerca, estamos cerca, estamos cerca, carajo”, lanzó a las tribunas. La campaña de 90 días se reduce hoy a 48 horas de espera.

Lasso, más calmado en la ofensiva, aunque igual de eufórico ha preferido dejar al correísmo en la corriente histórica que lo arrastra, el pasado. Y ha preferido centrarse en el “cambio”, que antecede a cada una de sus oraciones.

Cambio es economía en crecimiento, es derogar impuestos, es mejorar salud y educación gratuitas, es escoger la carrera que uno quiere estudiar, es acabar el microtráfico, es más mercados, es un millón de empleos.

“En-cuatro-años-de-Gobierno”, responde la multitud a la cita eterna como advirtiéndole que su promesa mil veces repetida no será olvidas fácilmente, que si llega al gobierno el contador se activará para velar el cumplimiento.

A Lasso como es su costumbre lo ha acompañado la familia y esposa. “Cambio también es tener primera dama nuevamente”, dice.

Será lo último que diga hasta las 17:00 del domingo.

Entonces, ha pedido, esperar encontrarse con los ciudadanos en las calles. Así mismo, ha prometido, acabará la venezuelización del país: “hoy hubo un golpe de Estado en Venezuela y eso no lo vamos a permitir en Ecuador”.

Entonces, ha sugerido, después de tanto hablar, que no habrá más discursos, más cadenas, más sabatinas. Ese fue el aplauso más sonoro. Y ahora, silencio electoral.