El justo tiempo humano

algunos intelectuales, no muchos, han protestado por el espacio que se le ha concedido en estos días a la desaparición de Fidel Castro en términos que rondan la nostalgia y promueven la impunidad. No se ha concedido el mismo espacio a sus víctimas, a quienes creyeron con una confianza no exenta de ingenuidad mortal, que una dictadura tropical no sería patibularia ni opresora.

Por ello en estos días más bien habría que evocar a personas como el poeta cubano Heberto Padilla, cuyo libro de poemas, al que en homenaje este artículo lleva su nombre, fueron claves para advertir de la nueva dictadura que se venía, aunque pagaran por ello con cárcel, exilio y soledad.

“Di la verdad. / Di, al menos tu verdad. / Y después, / deja que cualquier cosa ocurra: / que te rompan la página querida, / que te tumben a pedradas la puerta / que la gente / se amontone delante de tu cuerpo / como si fueras / un prodigio o un muerto”.

El “caso Padilla” fue la primera manifestación de censura contra la producción intelectual por parte del nuevo régimen, que vivía hasta entonces una verdadera luna de miel con la mayor parte de los pensadores representativos del siglo XX. Igual que en los países de la Unión Soviética, Padilla era sancionado por señalar las contradicciones de una revolución donde ya no estaban permitidos ni el humor ni la ironía. El justo tiempo humano (1961) y sobre todo Fuera del juego (1968), se volvieron símbolo de la disidencia y de la crítica.

Padilla tuvo que hacer “la autocrítica”, un procedimiento perverso por el cual el condenado justifica serlo por sus supuestas veleidades contrarrevolucionarias. En palabras de Padilla, “una ceremonia de astucia en que repetía de memoria un texto redactado previamente en prisión por los mismos oficiales de la Seguridad, y que se suponía que yo dirigiera al gobierno revolucionario”.

Fue el final de la imagen de libertad con que surgió la Revolución Cubana y la amarga confirmación de la frase de Orwell: “No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura”.

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