Como castigo se los sentencia a la devolución de los objetos, reciben 30 latigazos, una ortigada, el baño en agua helada y se los obliga ha hacer labores comunitarias.

La justicia indigena es correctiva no castigadora

Con el agua se purifica el alma; con la ortiga la sangre, y con los latigazos se equilibra el cuerpo. Esta justicia viene de antes de la colonización como forma de solucionar conflictos sociales internos y delitos, señala el autor de la obra ‘Justic

Un baño con agua helada, una buena ortigada sumada a azotes con látigo forman parte de la justicia indígena que desde el 2008 se aplica en el país. Se castiga tanto el robo, como hechicería, bigamia y hasta un asesinato. Con el agua se purifica el alma; con la ortiga la sangre, y con los latigazos se equilibra el cuerpo. Esta justicia viene de antes de la colonización como forma de solucionar conflictos sociales internos y delitos, señala el autor de la obra ‘Justicia Indígena’, Carlos Pérez.

Hay varias justicias, agrega Pérez, es de acuerdo a la cultura de la comunidad, como por ejemplo, “los quichuas no admiten la muerte como sanción; y la shuar, cuando hay un adulterio, puede sancionar con el máximo de su justicia, la muerte” anotó.

Esta justicia milenariamente ha sido visible, pero en la época de la colonización se invisibilizó al considerar que se trataba de una superstición, brujería o idolatría. “Esta justicia, que lejos de ser castigadora, es correctiva, es parte de la interculturalidad, varias culturas aplican sus justicias con base en la cosmovisión, es decir, la pacha, universo o madre tierra.

No puede haber justicia sin interculturalidad, sin plurinacionalidad y pluralismo jurídico”, adujo Carlos Pérez al advertir que es necesario que en las universidades se incluya en su malla curricular la cátedra del ‘pluralismo jurídico’.

En Azuay el caso más reciente de aplicación de justicia indígena data de mayo del 2015, en la comunidad de Gualalcay. Tres comuneros fueron hallados culpables del robo de una bicicleta.

La sentencia la emitió un juez comunitario bajo el aval de la Fiscalía de la justicia ordinaria.

La corrección estuvo a cargo de los padres de los acusados, puesto que, para Carlos Pérez, son los progenitores, y principalmente las “mamitas” consideradas como guías de la conducta de los infractores.

Las autoridades indígenas son parte de las propias comuni dades y la conforman un presidente de la comuna, la directiva de una iglesia, el dirigente de una cooperativa de vivienda indígena, entre otros, pero con el aval de la Fiscalía de cada jurisdicción.

En la audiencia interviene toda la comunidad, y son ellos que en mayoría y escuchando a las partes involucradas, toman la decisión final para la sentencia.

A más de la purificación, y dependiendo del delito; si es un robo, se los obliga a devolver lo robado; si en es un asesinato u homicidio, el culpable o culpables deberán trabajar el doble para ayudar a mantener a la familia de la víctima, anotó Carlos Pérez.(F)