Tapa. Una de las cubiertas de alcantarillas en la vía Teodoro Alvarado alzándose por gases de las aguas servidas.

Interagua: Gases fetidos levantan tapas de alcantarillas en Samanes

Los flujos llevan un mal olor que ha invadido el ambiente de esta ciudadela norteña por tres años. La concesionaria niega un problema de tuberías.

Desde hace dos años aproximadamente, Wilfrido Celi, morador de la ciudadela Samanes 6, situada en el norte de Guayaquil, decidió mantener cerradas las ventanas de su vivienda. No es que le incomode ver el panorama, sino que el putrefacto olor que percibe en el ambiente externo casi todos los días y por varias horas, no lo deja realizar tranquilo sus quehaceres.

Como él, son decenas de vecinos y peatones los que transitan y viven en o cerca de la calle Teodoro Alvarado Oleas, ubicada junto al parque Samanes y al colegio Teniente Hugo Ortiz, que se quejan del hedor.

“Es el olor de las aguas servidas que sale de las alcantarillas y que es tan fuerte que hasta hace que las tapas se eleven cada 15 minutos sin que nadie las manipule. La fetidez se penetra en las casas, en las viviendas y en la ropa. Pero lo que nos preocupa es que se alcen a causa de la contaminación que hay adentro”, contó Celi.

EXPRESO recorrió la zona y comprobó que en las cinco cuadras de la calle, desde el redondel hasta la avenida Francisco de Orellana, el olor a heces fecales es evidente y que son cuatro las cubiertas que se elevan algunos centímetros en la calzada, haciendo inclusive que los conductores de los carros maniobren a raya para no toparse con ellas.

“Sí, son gases los que hacen levantar las tapas de las alcantarillas, pero no existe ningún riesgo porque todo está debidamente controlado”, aseguró a este Diario Ilfn Florsheim, vocera de Interagua, al ser consultada sobre el tema.

Según Florsheim, el sistema de tuberías del sector está completamente operativo y funciona bien. Señaló que incluso hace unos meses se cambiaron las tuberías viejas por otras nuevas.

Esos trabajos les dieron a los moradores la esperanza de que el mal olor pararía. “Hace dos meses pensé, cuando finalizaron los arreglos, que ya no padeceríamos este calvario. Pero no fue así. Un vecino se ha enfermado de la garganta y se desplaza por el vecindario con mascarillas por este problema”, dijo Pedro Merchán, otro morador, que percibe el malestar desde hace tres años. Y que, como indicó Lizbeth Albán, de la misma etapa, se agudiza con la fetidez que también genera el canal que se encuentra en el lugar, cuyas molestias han sido publicadas también por EXPRESO.

“Los gases son propios de un sistema sanitario”, contestó Florsheim ante la interrogante sobre la procedencia de ese vapor. No aclaró por qué, si son gases propios del sistema, no se perciben malos olores tan fuertes en otros puntos de la ciudad donde incluso las tapas de las alcantarillas están abiertas.

Como solución, la vocera de Interagua mencionó que un equipo técnico ajustará todas las tapas de alcantarillas que se elevan en lo que resta de la semana y así el fuerte olor desaparecerá.

Sin embargo, ella no aclaró si los gases tendrían otra zona de desfogue si se sellan las cubiertas, ni por qué hacen tanta presión, ni por qué el hedor lleva tanto tiempo en el sector.

El doctor Ernesto Carrasco, presidente de la Federación Médica Ecuatoriana, indicó a este medio que los gases tóxicos que se perciben en esa etapa de Samanes son muy perjudiciales para la salud. “Si se los respira en grandes cantidades provocan irritación del aparto respiratorio y otras enfermedades. Son más dañinos para los alérgicos”, detalló.

El ingeniero sanitario Antonio Gutiérrez, quien fue consultado por este medio, indicó que desconoce a fondo el problema que puede haber en las tuberías de esa vía, porque no ha trabajado en ellas, pero señaló que es necesario que los gases se disipen, y que una medida provisional para que su olor no afecte a los moradores es “sacar una chimenea hacia el parterre o hacia la acera; que es un tubo que se eleva y el flujo se disipa en el aire”.

El arquitecto y urbanista Luis Gómez también ignora si hay un problema bajo la calzada de esa arteria, pero de lo que sí está seguro, de acuerdo con sus estudios de movilidad por la ciudad, es que un problema así tiene su origen en la falta de planificación urbana. “No solo Samanes, todo el norte tiene un problema sanitario, y sus lagunas de oxidación no fueron estructuradas en el marco de lo que iba a ir ocurriendo cuando eso se expandiera. Por eso en esos sectores padecen con el sistema sanitario”, argumentó. Este Diario además pidió a la representante de Interagua hablar con uno de los técnicos que han trabajado en las tuberías de esa calle, para que dé su explicación, pero hasta ayer la entrevista no fue concedida.