En la imagen constan cuatro de los ocho miembros del proyecto. A la derecha, Brick Reyes, director del proyecto y docente; y al frente, Carlos Valero, Gilson Arreaga y Gina Samaniego, quienes cursan la maestría en Arquitectura.

Hay una propuesta mas verde para la futura Ciudad Nueva

Es ejecutada por 8 expertos en urbanismo de la Universidad de Guayaquil. Apunta a tener 260 edificios menos que el proyecto actual y más de 3.000 árboles.

Teniendo en cuenta que tanto Guayaquil como su parque automotor crecen; y que, según lo han dicho decenas de veces los habitantes, hacen falta más áreas verdes; desde la facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, ocho expertos han elaborado un proyecto que pretende dotar a la ciudad de un pulmón verde. “Lo necesita a gritos”, advierten.

Allí en los mismos terrenos del aeropuerto internacional José Joaquín de Olmedo, donde el Municipio propone construir el proyecto urbanístico Ciudad Nueva (que contempla áreas verdes y lagunas, así como un conglomerado de edificios), una vez que la terminal se traslade al sector del Daular en la vía a la costa; ellos sugieren levantar un Eco Park, cuyo nombre será el mismo al del actual aeropuerto y la entrada será pública.

“Nosotros, a diferencia de Ciudad Nueva (que según los planos estaría integrado por 300 edificios), apuntamos a tener no más de 40, esto es que solo el 15 % del área (265 hectáreas) será edificable. El 85 % restante será destinado a un promedio de 3.500 árboles que se sembrarán y una serie de espacios recreativos y culturales”, explica Gilson Arreaga, uno de los siete miembros del equipo, liderado por Brick Reyes, docente de la institución.

La idea, que la academia está dispuesta a cedérsela al Cabildo si así lo requiere, ha sido desarrollada en dos meses y contempla mucho más que sombra.

Dos pasos elevados que conectarán -en distintos tramos- la avenida Pedro Menéndez Gilbert con la de Las Américas, que también serán ampliadas, lo que reducirá los embotellamientos; así como un museo, dos lagunas artificiales, un mirador, un edificio de parqueos para 1.000 vehículos, así como un centro de convenciones y un parque inundable.

Esta última obra, cuya capacidad de almacenamiento de aguas lluvias será de 100.000 metros cúbicos, explica Gina Samaniego, otra de las integrantes, es una de las más interesantes, puesto que ha sido pensada teniendo en cuenta el clima y los aguajes que en los últimos años la ciudad ha experimentado. Su función será la de receptar en un solo lugar todos los excedentes de agua (de lluvia o el río) que podría inundar el área, y que se descargarían una vez que baje la marea.

¿Qué implica esto? Que el parque como tal, agrega Reyes, se lo verá con agua solo durante el invierno; y el resto del año, será usado como una pista de ciclismo de montaña o un espacio abierto para caminar o hacer pícnic.

Se espera también el levantamiento de un malecón que contará con muelles que prevén desplazar a los visitantes al islote El Palmar.

“Llegó la hora de que este sitio, donde habitan decenas de aves, sea potenciado. Son estos los elementos que potenciarán el turismo”, precisa Reyes, quien al hacer un paseo mental sobre los espacios similares que existen en Guayaquil, se le viene a la mente solo Samanes. Y es allí cuando entonces advierte, que pensar en el hecho de que Ciudad Nueva sea más como Eco Park, traerá una serie de beneficios para la comunidad.

“Aquí, como la otra propuesta con la que no buscamos competir, sino solo aportar con más alternativas urbanas, también se implementarán hoteles y oficinas (con jardines verticales y terrazas verdes). Nosotros las incluimos, lo que pasa es que en menor proporción para que sea nuestra ecología la que destaque”.

Con la iniciativa, además, advierte Carlos Valero, el único ingeniero civil de la agrupación, mejorará el índice verde urbano del Puerto Principal, lo que generará un impacto positivo al medioambiente.

“Con la cantidad de árboles que se van a sembrar, se reducirá el CO2”. Además, agrega Valero, en el lugar -que se conectará internamente asimismo por corredores ecológicos inspirados en los que existen en Europa- habrá árboles eléctricos que captarán energía. “Por donde se camine también habrá paneles solares. Al lugar no le faltaría iluminación...”.

Algo esencial para habitantes como Carlos Maridueña y Jorge Andrade, ambos habitantes de la ciudadela Alborada, quienes consideran necesaria la propuesta.

“Si la Academia intenta que con ella se purifique el ambiente, entonces el Municipio debería ver cómo fusiona los proyectos. Se imaginan lo que sería circular por la avenida de Las Américas con tantos árboles cerca. Ni el esmog lo sentiría”, piensa Andrade, quien labora en la ciudadela Vernaza, cercana al aeropuerto, previsto a funcionar en el lugar actual hasta el 2029.

Para otros habitantes como Nicolás Vallarino, quien vive en Samanes hace 20 años, la alternativa que la facultad lanza, asimismo, permitirá que exista más seguridad. “Cuando uno se adueña del espacio público, los delincuentes se alejan, no es un mito. Por lo tanto, son estas iniciativas las que hay que explotar y replicar sin temor, porque los resultados serán favorables”.

Detalles

Particularidad

La altura de los edificios de Eco Park no podrán ser de más de 20 metros y sus ciclovías serán de dos carriles y tendrán un ancho de 2,50 metros. En el parque solo se podrá circular con bicicletas, medios de transporte similares o autos eléctricos.

Similitudes

Tanto Ciudad Nueva como Eco Park, tienen parques y áreas que buscan generar un destino único para el ecoturismo, la cultura, la educación y la investigación. Ambos también plantean tener un centro de convenciones.

Diferencias

Mientras Ciudad Nueva tendrá muelles que contarán con taxis acuáticos que se conectarán con el Parque Histórico o el Puerto Santa Ana; la propuesta académica se centra en darle vida al islote El Palmar a través de visitas en el sitio.

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