El presidente de la Asamblea Nacional, Virgilio Saquicela, advirtió este 24 de noviembre de 2022 que, de no solucionarse y definir la situación de la bancada de la Izquierda Democrática (ID) en la Asamblea Nacional, se podría hasta configurar un incumplimiento del requisito numérico para ser reconocida como tal.

Esto, luego de que el titular de la Función Legislativa recibiera una serie de comunicaciones “contradictorias” con respecto a quién es el coordinador de la ID en la Asamblea. Por eso, el propio Saquicela pidió a los 15 legisladores “que aparentemente pertenecen a esta bancada” informen sobre su situación actual.

Cuatro le respondieron que reconocen a Ramiro Narváez y Rocío Guanoluisa como coordinador y subcoordinadora, respectivamente. Cuatro a Marlon Cadena como jefe de la bancada y a Rodrigo Fajardo como segundo a bordo.

Dos asambleístas contestaron, pero no especifican exactamente a cuál de las dos corrientes siguen, dos más informan que fueron separadas del bloque y están a la espera de una posible reinserción. Tres no han respondido a la consulta planteada por Saquicela.

Ante este panorama, y mientras se resuelve la situación, el titular de la Asamblea anunció que hará caso a un oficio del 21 de octubre de 2022 en el que Cadena anuncia que luego de que la bancada no aceptó su renuncia encargaba la coordinación a Fajardo.

Los dos, y Yeseña Guamaní, se presentaron el 23 de noviembre junto al correísmo, el Partido Social Cristiano (PSC) y el propio Saquicela para justificar la censura y destitución de los cuatro integrantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS).

Casi a la misma hora que se daba a conocer esta resolución, el presidente encargado de Izquierda Democrática, Enrique Chávez, que apoya la dirección de Narváez, daba a conocer que analiza presentar acciones legales por presunta arrogación de funciones en contra de otros legisladores que llegaron de la mano del partido a la Asamblea.

El dirigente anunció que se seguirán aplicando los estatutos de la organización política para sancionar a los militantes que desacaten las directrices y que no se descartan nuevas expulsiones, de ser necesario.

En ese mismo espacio, Narváez dijo que hay que resolver las cosas casa adentro, conciliando, pero también depurando a quien corresponda, especialmente a aquellos que han buscado “espacios de poder y beneficios personales”.

El asambleísta advirtió que si no se logran esos acuerdos y depuración cuanto antes, el impacto se podría palpar en los resultados de las elecciones seccionales de febrero de 2023.