
Una eleccion con aroma de mujer
Las ex suelen ser un dolor de cabeza. Pero en el caso de Evo Morales podría ser mucho más que eso. A seis días del referéndum que decidirá si tras una década en la presidencia puede optar a una nueva reelección, la aparición pública de su expareja, junto a una acusación de tráfico de influencias, bien podría costarle el poder.
La protagonista del lío de faldas que ha sacudido la política boliviana es Gabriela Zapata. La historia, de larga data, tiene resumen: Evo conoció a Zapata en 2005 y tuvo un hijo con ella, quien falleció en 2007. Desde entonces se distanciaron, dice Morales. Y desde entonces Zapata se “hizo cargo de los negocios más grandes que se desarrollan en el país”, según Carlos Valverde, uno de los periodistas más seguidos de Bolivia, quien denunció el caso en televisión durante el carnaval.
Más allá del romance, la atención general está en los dólares. Zapata, rostro frecuente de las páginas sociales, es también la imagen de la empresa china CAMC Engineering, cuyos siete contratos con el Estado suman más de $ 500 millones en proyectos mineros, petroleros y la construcción de un ferrocarril. Morales ha negado, en una entrevista con medios oficiales, haber favorecido a la empresa que representa su expareja.
Pero no todos le creen. La oposición ha aprovechado el caso para impulsar una comisión fiscalizadora en la Asamblea Nacional. La población se ha dejado sentir en las encuestas que, por primera vez, le dan la ventaja al ‘no’. E incluso el oficialismo, salvo Evo y su vicepresidente García Linera, quienes acusan de “guerra sucia” y “conspiración” a Estados Unidos, reconoce la necesidad de aclarar un “tema delicado”, según el legislador oficialista René Joaquino.
Para resolver las interrogantes del primer escándalo que salpica directamente a Evo, habrá que esperar. Hoy, según la ley boliviana, el país entrará en silencio electoral.
De este modo, y con las encuestas en contra, las urnas podrían terminar por convertirse en la palabra final sobre la relevancia del escándalo Zapata, lo que se traduciría como la primera derrota electoral de Evo en 10 años. Eso, más que un dolor de cabeza, sería un zapatazo.
Bolivia cree que Evo “no dijo la verdad”
Cuando Evo Morales tuvo que dar explicaciones públicas sobre su expareja Gabriela Zapata (foto) lo hizo así: “Lamento mucho tratar este tema. Pero no tengo por qué mentir ante el pueblo boliviano”. Sin embargo, una encuesta flash de la empresa Mercados y Muestras fijaba en un 59 % el número de bolivianos que piensan que el presidente “no dijo la verdad”.
El perfil
La cara que todos (salvo Evo) conocen
Gabriela Zapata siempre ha sido una chica de portadas, una socialité.
Zapata, de 25 años, conoció a Evo Morales, de 47, cuando era aún una militante del partido del presidente boliviano. Después de su relación, su carrera empresarial se catapultó hasta la dirección de las empresas de Fernando Lugo, expresidente paraguayo y amigo personal de Morales. Y terminó por representar a la firma china con mayor presencia en Bolivia. Aunque según Morales no se veían desde 2007, una foto del año pasado publicada esta semana por medios bolivianos los muestra abrazados y sonrientes durante los carnavales.
Evo le quita drama. Dice que no se dio cuenta, que “en las fiestas se acerca la gente para sacarse fotos con el presidente”. Y que vio “a una mujer que no recordaba bien, cara conocida, que se me acercó, y era Gabriela”, explicó el mandatario.