Educacion con valores
Mucho se ha dicho y escrito sobre educación. No existe discrepancia en que es el principal insumo del desarrollo sustentable de un país. Tampoco se discute que el proceso educativo se germina en los valores con los que el ser humano es criado en el seno familiar. De esa formación se deriva una persona bien o mal educada; de aquello se infiere que el ejemplo educa más que la palabra.
Los padres deben ser partícipes activos del proceso educativo de sus hijos. Actualmente los infantes de 2 a 3 años comienzan su periplo en centros de educación temprana. En los centros de educación inicial, media, superior, no puede eludirse valorar la conducta o comportamiento del educando. Es en esa etapa que se construye la personalidad del futuro ciudadano o profesional, donde se orienta una formación con valores, inculcando al niño, al adolescente, al joven, la importancia de la honestidad, el respeto, la sensatez, la armonía, la solidaridad, el apego a la verdad, el rechazo a la mentira y la violencia; infundir las virtudes que caracterizan a un buen ser humano: prudencia, paciencia, constancia, justicia. No hacerlo, solo consigue alentar personas individualistas, conflictivas, preocupadas por placeres mundanos, abandonando la posibilidad de una vida interior que comprenda que la felicidad no consiste en acumular bienes, sino en sentirse bien con uno mismo, con su espíritu, en la seguridad de que no habrá mejores jueces de nuestros actos que la conciencia y el tiempo.
El actual ministro de Educación ha retomado la idea de incluir en el pénsum de estudio: ética, cívica, urbanidad, ecología, con lo cual habrá un cambio radical frente a la tesis del anterior gobierno, que buscaba formar militantes identificados con la propuesta dogmática de su proyecto político.
Es axiomático: sin sinceridad no hay honestidad, sin honestidad no hay dignidad. Aprendamos que la palabra dicha o escrita que no es coherente con nuestros actos carece de valor. Los organismos de transparencia internacional concluyen que el bienestar de un país está en relación con la práctica de valores de sus habitantes.