México no solo ha recibido el apoyo de la comunidad internacional en el conflicto diplomático con Ecuador, sino que ha dominado los mensajes y la comunicación desde la noche del 5 de abril, cuando agentes de la Policía Nacional ingresaron a la sede diplomática mexicana en Quito. 

Desde ese momento, las autoridades mexicanas, especialmente la canciller Alicia Bárcena, que ha actuado como vocera, no han dejado de emitir comunicados oficiales, mensajes en redes sociales, de organizar ruedas de prensa y aparecer en entrevistas en medios de comunicación.

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Del lado ecuatoriano, entre el viernes y el lunes solo hubo dos comunicaciones gubernamentales: una de la Cancillería y otra del presidente Daniel Noboa; además de una declaración de prensa realizada por la ministra de Relaciones Exteriores, Gabriela Sommerfeld; y dos entrevistas televisivas: una de Sommerfeld y otra de Roberto Izurieta, secretario de Comunicación.

Pese a los múltiples pedidos de la prensa ecuatoriana, hasta el cierre de edición no se conoce cuáles serán los canales de atención para los connacionales en México y qué pasará con los servicios consulares y con la misión diplomática de Ecuador en ese país, cuya embajada solo tenía un encargado de negocios; mientras que México ya brindó esa información el 6 de abril.

Incluso, la mañana del 8 de abril Bárcena reveló que el encargado de la misión ecuatoriana en ese país, durante el conflicto, estaba de vacaciones en Quito y regresó a México junto con la delegación diplomática que abandonó Ecuador, el 7 de abril. Además dijo que desde el Gobierno de Andrés López Obrador no han pedido que se retire el personal ecuatoriano. “No les vamos a aplicar la misma receta”, dijo.

Leonardo Laso, exsecretario de Comunicación de la Presidencia y experto en comunicación política, explicó a EXPRESO que el régimen de Daniel Noboa “tiene una falencia comunicacional en la Cancillería”. Laso reconoció que la incursión a la Embajada mexicana viola los convenios internacionales, pero resaltó que fue México el que primero los infringió al otorgarle el asilo al exvicepresidente Jorge Glas, condenado e investigado por corrupción.

En ese contexto, según Laso, en materia comunicacional el Gobierno podría usar mensajes claves para instalar su versión de la crisis: “(Glas) Es un delincuente común con sentencia ejecutoriada. Eso tiene que ser fuerte. El que está violando la norma es México para alojar delincuentes... (México) Es casa del narcotráfico, el centro de alojamiento de delincuentes, crimen organizado”. 

Sin embargo, reconoció que Ecuador parte con desventaja y recalcó que el manejo de comunicación por parte de las autoridades ecuatorianas demuestra que “no hay un plan de acción. Esto requiere un comité de crisis”. Para el experto, un par de entrevistas no son suficientes para instalar un discurso.

Además, Laso indicó que hubo un cálculo político por parte del presidente: “Si no hacía eso (ingresar a la Embajada), Noboa perdía la consulta, las elecciones y terminaba su carrera política”. En ese escenario, Daniel Noboa habría sido “un Lasso 2.0” en palabras del ex secretario de Comunicación.

Daniela Gallardo, directora de la maestría en Comunicación Política de la Universidad Nacional de Loja, recordó que los medios de comunicación construyen narrativas que pueden solucionar o ahondar una crisis como esta. Para Gallardo, el discurso hasta el momento no es lo suficientemente claro y potente, pues el Gobierno ecuatoriano “trata de justificar (la incursión en la Embajada de México) atropellando también los documentos en materia de derecho”.

La académica indicó que el silencio gubernamental puede ser una estrategia de distracción dirigida a los ciudadanos. En ese escenario, explicó Gallardo, los medios de comunicación deben ser “puentes de diálogo” para que la ciudadanía esté informada. Para ella, el encuadre narrativo nacional ha sido la captura de Glas y no la gravedad de lo hecho por el régimen.

Para recuperar la imagen del Gobierno, Gallardo planteó una solución impopular: “Ecuador debe disculparse con México, no como rendición, pero es evidente el error que cometió. La comunidad internacional no lo va a justificar”.

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