Es sábado y ellas están reunidas para catar varios tipos de la cerveza artesanal Porteña, marca que tiene 11 años en el mercado nacional. La cita está lejos de ser una reunión social. Ellas están conociendo detalles del mercado donde trabajan, son parte de la Comunidad de Mujeres Cerveceras, donde en Ecuador hay 60, de las 1.000 que existen en América Latina.

Mientras catan una cerveza con sabor a café, por el hecho de que la malta fue más tostada, su presidenta, Ruby Zerpa, comenta a Diario EXPRESO que hasta el siglo XVI la elaboración de la bebida era principalmente un trabajo de mujeres, hasta que una campaña de desprestigio las acusó de ser ‘brujas’.

La idea que se tiene de una bruja viene del atuendo de una mujer trabajadora que hacía la cerveza. El sombrero alto y puntiagudo era para que los clientes las vieran en el mercado; el caldero era donde transportaban la cerveza; el gato, era para que los ratones no invadan los graneros. La escoba, por lo general era la que se ponía en la fachada del local, para indicar que ya estaba lista la bebida para consumir; “aunque otros dicen que era uno de los remos cerveceros que se ponía y no una escoba”, señala una de las integrantes de la comunidad.

En la historia de la cerveza también se cuenta que fue elaborada por monjas. El gremio busca dar a conocer el aporte que ellas han hecho y que ahora hacen para elaborar una de las bebidas más consumidas, se estima que en el 2021 en el mundo se bebieron 175.500 millones de litros de la bebida. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), en Ecuador el 79,2 % de las personas que beben alcohol prefieren tomar solamente cerveza.

Las estadísticas muestran la preferencia por la bebida, pero la comunidad va más allá y busca que se valore el trabajo que ellas hacen en la actualidad.

“Pese a que históricamente somos las mujeres que hemos elaborado la cerveza, en la actualidad falta el reconocimiento para nosotras respecto al conocimiento que tenemos sobre la bebida. Solemos sentir que no se aprecia nuestro aporte, cuando hay reuniones de maestros cerveceros y esto se ve más en América Latina”, dice Alfonsina Firpo, quien produce la cerveza artesanal de la marca Sexto Sentido.

Aunque existe la excepción. Ese día parte de la comunidad visitaba la planta de Porteña, una cerveza artesanal elaborada por Guillermo Guerrero.

Guerrero destaca que su novia, Sara Baquerizo, se sumó a Porteña desde hace seis años y que en la actualidad es miembro de la Comunidad de Mujeres Cerveceras. Su función ha sido darle una identidad gráfica a Porteña, ella es la que maneja las redes sociales y busca nichos para vender el producto.

Otros caballeros como Jefferson Franco, quien ha trabajado en el sector cervecero, destaca que en el país ya existen catadoras de la bebida con reconocimiento internacional, pero son logros que se desconocen.

En efecto pocos consumidores saben que varios de los tipos de las cervezas artesanales de la marca Hopfen, por ejemplo, son recetas creadas por María José Hansen-Vik, graduada en ingeniería química.

Hopfen está en el mercado desde 2014, empezó elaborando    50 litros cada semana y ahora son más de 300 litros. Una de las recetas de Hansen-Vik es la cerveza Orange Honey. “Para celebrar el 14 de febrero del 2023 he elaborado una cerveza con frutos rojos y chocolate”. Hansen-Vik agrega que las cervezas clásicas son elaboradas por su esposo, Gabriel Zúñiga, pero ella prefiere crear los estilos especiales.

Otras mujeres que hacen cerveza artesanal en Ecuador son Karina Vera (Reptilia), Sonia Zarango (Atik), Chris Becdach (Santa Rosa), Claudia Pérez (Rocko Brewing), Cristina Harja (Quiteña), Michelle Suárez (Valkyria) e Ivonne Zambrano (Chch).

En la comunidad también están mujeres que en sus restaurantes promueven la cultura de la bebida como Jennifer Nájera, dueña de la Sociedad del Cangrejo.

La comunidad en Ecuador empezó en el 2021 y ya hizo cervezas colaborativas para donar la venta a la fundación Fuerza Rosa Ecuador, que ayuda a mujeres con cáncer. También hicieron la campaña: “Por una cultura cervecera libre de violencia”. La meta del grupo es que su labor sea reconocida, tanto como la de los maestros cerveceros.