Premium

foto
El conflicto en el Medio Oriente ha sido motivo de debate en los últimos días.Cortesía.

Análsis Estratégico: Israel vs. Hamás: la nueva batalla por tu mente

El conflicto pone en evidencia que la verdad es frágil y que la manera flagrante de difundir ‘fake news’ tiene un aliado en las redes sociales

La verdad está herida de gravedad. Para nadie es nuevo que las mentiras y las guerras, declaradas o no, causan muertes innecesarias y entre sus víctimas se encuentra también la verdad. Durante mucho tiempo hemos tenido temor reverencial a los cuatro jinetes del Apocalipsis: guerra, hambre, muerte y peste. Ahora cabalga junto a ellos otro igual de temible: la desinformación.

(Le invitamos a leer también: Análisis Estratégico: "La estrategia del votante")

Equair 2 (2)

Análisis Estratégico: "La muerte de una marca"

Leer más

El conflicto generado por el ataque terrorista de Hamás a Israel ha vuelto a poner en evidencia que la verdad es frágil y que la manera flagrante de difundir ‘fake news’ tiene un aliado terrible en las redes sociales. Las estrategias de guerra incluyen hoy estrategias de desinformación, no para despistar al enemigo, sino para justificar las barbaries que se perpetran y para posicionar una idea. En algún momento todos llegamos a pensar que había arribado finalmente la hora en que, gracias a ellas, la verdad circularía libremente por el mundo. Las redes ya demostraron su poder cuando desencadenaron la Primavera Árabe, que hace más de una década en pocos días derrocó a líderes autócratas en Egipto, Yemen, Baréin, Túnez, Libia. Fueron símbolo de la auténtica libertad de expresión corriendo libre en Oriente Medio.

Desde el pasado 7 de octubre quien realmente se pasea por el mundo sin vergüenza alguna es la desinformación, en un volumen y alcance nunca antes visto.

La débil línea que separa la realidad de la ficción en la guerra de Israel vs. Hamás, generada por información falsa que inunda las redes sociales, potenciada con el uso de la inteligencia artificial, está logrando que la credibilidad de estas caiga aún más bajo. Una encuesta de Pew Research Center del año pasado indicó que los menores de 30 años confiaban tanto en las redes sociales como en los medios tradicionales y que esta hoy ha decaído y ha hecho que todos busquemos medios confiables para confirmar o negar lo que se nos presenta online. La enorme cantidad de imágenes falsas, trucadas, antiguas o creadas para la ocasión vuelve complejo discernir qué es real y qué es ficción. Esto ha llevado a la Comisión Europea a enviar fuertes comunicaciones a las plataformas para que paren de difundir mensajes de odio y de apoyo a terroristas.

Afortunadamente, hay plataformas gratuitas como Tineye.com que permiten verificar si algo es real o no. Hice la prueba con dos imágenes. En una se ve a niños palestinos vestidos con uniforme militar y circula en estos días para indicar que reciben entrenamiento paramilitar; descubrí que no es falsa, es real, pero de 2012. Hice lo mismo con una que muestra a niños judíos secuestrados, enjaulados y exhibidos como trofeos de guerra, pero no hay evidencia de que sea real. Sin duda, Hamás ha cometido atrocidades contra civiles en Israel, ha celebrado sus cobardes actos sin pudor ni honor alguno y los ha viralizado en diversas redes sin filtro, como X, que ya no verifica las cuentas, así como en Telegram y TikTok.

Ahora estamos todos en el campo de batalla, nuestras vidas digitales son parte de la lucha. Ambos lados combaten por ocupar la posición de víctima en nuestra mente, una por la salvaje agresión reciente y la otra por demostrar que históricamente han sido víctimas y que su ‘venganza’ está justificada.

dasfdghhj

Análisis Estratégico: Inflación, reduflación y poder de mercado

Leer más

Cuando Trout y Ries escribieron ‘Posicionamiento. La batalla por tu mente’, no se avizoraba la existencia de las redes sociales y peor que su teoría (de que es clave para una marca estar en la mente las personas y apropiarse de una característica única y tomar control de esa posición para prevenir el ingreso de otro competidor) tendría también usos bélicos.

Esperemos que esta práctica no llegue a la lucha de las marcas comerciales por una porción de mercado.