
Y DESPUES DE LOS HIJOS... Donde queda el sexo
En contexto
- Tras el parto, las relaciones de pareja, en su mayoría, cambian. La pasión desaparece, se reduce el apetito sexual
- El agobio y los desvelos influyen en la caída del erotismo; el amor nada tiene que ver con la decisión de no intimar
- Aunque la etapa es pasajera, vale la pena hacer cambios. De lo contrario, el deseo definitivamente se perderá
- Arriesgarse a ‘entrar en el juego’ y ser espontáneo, aviva la unión. Lo incita a ser erótico, a ser partícipe de un encuentro fenomenal
Carla y Sebastián se aman, pero aparentemente no se tienen ganas. Llevan más de dos meses sin hacer el amor. Afirman estar ocupados o, más bien, agotados. Hace casi cuatro años que se convirtieron en padres y con la llegada de los niños, todo cambió.
Sus prioridades, que antes se centraban -entre otras cosas- en darse placer (ambos eran apasionados y disfrutaban de sus encuentros sin importar la hora o el lugar), quedaron en el olvido. El erotismo se esfumó, las caricias estuvieron demás.
Y es que entre el trabajo, las responsabilidades y el cuidado de los pequeños, lo único que hoy hacen es bostezar. Ya no salen, ni participan de cenas románticas. Tampoco ‘se pegan’ sus pequeñas escapaditas, ni bailan por la noche (como generalmente lo hacían) en algún rincón de su hogar. Y aunque él se esfuerza por encender la llama, para ella siempre hay algo más importante que el sexo.
La rutina sin duda alguna los está acabando y no necesariamente por falta de amor. Carla ama a su marido, pero el hecho de que sea ella quien haga las compras, prepare la cena, lave los trastos e incluso la ropa -siempre después de trabajar- la deja saturada. Sueña con echarse en la cama y descansar. No quiere saber nada de sexo: “cuando mis hijos se duermen quiero tan solo hacer lo mismo, realmente no doy para más”.
Su caso no es el único, nuestros lectores dan fe de ello. Días atrás preguntamos a través de las redes sociales de EXPRESO sobre el tipo de convivencia (de tipo sexual) que tienen con sus parejas tras la llegada de los hijos. Las palabras ‘aburrida’, ‘estresante’ y ‘rutinaria’ destacaron en la conversación. Para Jaime Duarte, por ejemplo, su esposa es la mujer de su sueños y “la mejor de las mamás”, pero el que siempre esté agobiada, lo incita a extrañar la época en la que solo eran novios: aquella en la que no había horarios y sí mucha pasión.
Las situaciones, como verán, evidencian alteraciones en la relación; y a simple vista en ello, los hijos tienen mucho que ver. ¿Es así?...
Absolutamente, precisa la psicóloga clínica y sexóloga Nica Bravo, al hacer hincapié en que con la llegada de los niños y los cambios en la vida cotidiana (los cuidados del bebé, la lactancia, los desvelos y hasta los gastos que supone mantenerlos) la sexualidad -al menos inicialmente- tiende a quedar fuera del programa.
El hecho de que la mujer no se sienta a gusto con su apariencia y esa falsa creencia de que las relaciones no volverán a ser tan satisfactorias como antes, asimismo influyen al momento de intimar.
Todo es parte del proceso, explica, algo común en hombres y mujeres que pasan de ser pareja a papás. No obstante y por difícil que parezca, siempre se puede hacer algo para recuperar la energía y la pasión. “Los hijos no matan el erotismo”, concluye, “son las situaciones, la falta de planificación en el hogar y ese temor a ser espontáneos, los que no nos permiten disfrutar de un buen encuentro carnal...”.
¿Qué hacer? Hay que priorizar las cosas. “Si debemos elegir entre ayudar con los deberes a los hijos y compartir de un tiempo a solas con la pareja, obviamente se deberá elegir lo primero, pero si las opciones están entre ver televisión o entrar en una dimensión más erótica, el panorama deberá ser totalmente distinto”.
La clave está, sugiere el psicólogo clínico Carlos Fernández, psicoterapeuta familiar y de pareja, en desconectarse del rol de padres y ponerle voluntad al momento: hay que darse la oportunidad de entrar al juego y recuperar la complicidad.
Los roces, las miradas, las notas cariñosas y la improvisación, es lo que mantiene vivo el deseo, y ante ello uno debe arriesgarse “a ser travieso, fantasear, planificar los acercamientos, usar la imaginación”.
El erotismo jamás llega por sí solo -aclara- es uno quien debe buscarlo a fin de estimularse y aumentar el estado de excitación con el que la pareja inicia el encuentro sexual.
A continuación algunos tips, unos más picantes que otros, que lo ayudarán a encender esa ‘aparentemente’ apagada pasión. Confíe en usted, disfrute el momento. Recuerde que aún siendo papá, sus hormonas están en plena revolución...
Los tips
- Dialogue
Converse con su pareja sobre los planes, deseos, miedos o ansiedades que tienen en el campo sexual. Sea su confidente, siga siendo pareja.
- Pasen tiempo a solas
Y no solo en el hogar. Salgan, viajen, relájense, revivan la pasión. En casa duerman juntos, ocupen su lugar.
- Programe las citas
No lo deje en manos del azar. Preparar cómo será su noche, aún si piensan pasarla en el hogar, servirá de afrodisiaco. Lo ‘obligará’ a fantasear.
- Compartan tareas
Evite que solo uno se agobie con las tareas del hogar. Afronten la situación de forma realista, sin pedir más de lo que pueden dar.
- Capte el mensaje
Si uno de los dos está realmente cansado, no se obliguen a hacer el amor. En esos casos confiese cómo se siente y opte por los besos y las caricias sin más aspiración.
- Arriésguese
No lo/a deje todo un siempre con ganas, pruebe a dejarse convencer, pues aunque al principio el cansancio aún esté presente, al rato -de seguro- lo estará pasando bien.
Investigación
Los helados aumentan el deseo sexual
Los expertos lo confirman. El helado, ese delicioso postre hecho a base de crema y leche, nos estimula, vigoriza. No solo a través de sus sabores, sino en la forma que tenemos para consumirlos.
Y es que su aspecto o el estilo de lamerlos y asociarlos con la diversión y la aventura, causa efectos fisiológicos que nos estimulan e incitan a pensar que tenemos más elevado el apetito sexual.
Y si además están hechos con elementos que se asocian al erotismo -como la cereza, los higos, el chocolate u otros dulces- es fácil atribuirles propiedades excitantes que mejoran nuestro estado de ánimo y recuperan nuestra energía.
De hecho, un estudio de la Fundación de Investigación y Tratamiento del Olfato y el Gusto de Chicago confirmó esas características en el helado de vainilla. Según los autores de la investigación, esta sabrosa especia es capaz de aumentar el flujo sanguíneo que llega al pene. Además, el calcio que contiene el helado puede ayudar a experimentar orgasmos más intensos.