
Casas, vias y colegios sumergidos por la lluvia
Los más afectados fueron los sectores Los Sauces y Las Américas de la parroquia El Guayacán, las calles Octava y Novena de la parroquia 7 de Octubre y la carretera E25, ubicada en las cercanías del recinto Faita en la parroquia San Carlos, donde se abr
La lluvia que empezó pasadas las 21:00 del domingo y cesó en la madrugada causó estragos en Quevedo (Los Ríos).
Los más afectados fueron los sectores Los Sauces y Las Américas de la parroquia El Guayacán, las calles Octava y Novena de la parroquia 7 de Octubre y la carretera E25, ubicada en las cercanías del recinto Faita en la parroquia San Carlos, donde se abrió un tramo de la vía.
Blanca Cevallos fue una de las damnificadas. Ella habita en la parroquia 7 de Octubre y a causa del aguacero su casa se inundó. El agua, dijo, le llegó a la cintura, le dañó enseres y comida. Otras 200 viviendas asentadas sobre una tubería por la que cruza el estero, quedaron igual de afectadas. Ella solicita la construcción inmediata de un ducto cajón. “Solo eso evitará que tengamos estos apuros cada temporada”, acotó.
En Los Sauces el panorama fue similar. Los habitantes quedaron incomunicados debido a que el paso hacia la vía a El Empalme se inundó. Un improvisado riachuelo les sirvió de camino. El agua les llegó hasta el cuello.
Hasta el mediodía de ayer, Carlos Basantes, director de obras públicas del Municipio de Quevedo, esperaba la autorización del Ministerio de Transporte y Obras Públicas para romper parte de la vía (Quevedo-El Empalme) y evacuar el líquido en el lugar. Las tuberías que fueron anteriormente colocadas “quedaron pequeñas”. La medida ayudaría inmediatamente, señaló.
En Guayas los estragos también afectaron a los habitantes de la parroquia Laurel (Daule) y la cooperativa Virgen del Carmen en Salitre.
Las lluvias convirtieron las calles en lagunas, lodazales y fangos; e inundaron viviendas, locales comerciales y escuelas. En la Leonidas Plaza (Salitre), por ejemplo, las clases se suspendieron. El hecho no sorprende a los padres de familia, pues aseguran que hace ocho años lidian con el problema. “Todos los inviernos pasa lo mismo. Son más de 500 chicos los que estudian aquí. Nuestro temor principal gira en torno a las enfermedades. Las autoridades lo saben, sin embargo la historia se repite”, dijo Cristina Duarte, una de las madres.