Ataque cerebral: las tres primeras horas son clave
Aunque la mayor cantidad de casos se presenta luego de los 55 años, los ACV pueden darse a cualquier edad. En la última década se ha registrado un aumento de este mal en los jóvenes.
No espere. Si de pronto tiene visión borrosa, un dolor de cabeza pulsátil, se le dificulta hablar, mover algún miembro o siente vértigo, acuda de inmediato al médico. Más aún si su hipertensión o su diabetes no están controladas, padece de colesterol alto o tiene el mal de la época: el sedentarismo. Es posible que le esté ocurriendo un accidente cerebrovascular (ACV).
Si es así, el tiempo de reacción es clave. Hay más posibilidades de que las secuelas sean menores cuando el tratamiento se aplica en las primeras tres horas de ocurrido el ataque.
No pierda tiempo. Aunque la mayor cantidad de casos se presenta luego de los 55 años, los ACV pueden darse a cualquier edad. En la última década se ha registrado un aumento de este mal en los jóvenes. Mientras antes era raro ver un caso así, ahora entre 5 % y 8 % de los ataques cerebrales ocurre en menores de 40. Pasa porque hay más obesos, hipertensos y diabéticos jóvenes. Por eso, hay que saber leer las señales.
Wilson Drouet, director ejecutivo de la Asociación Médica Panamericana (PAMA), exdirector del hospital Abel Gilbert (Guayaquil) y especialista en cuidados intensivos, dice que las personas deben estar preparadas para una situación así y saber a qué servicio de ambulancia llamar, que cuente con el personal capacitado, además de decidir a qué clínica cercana podría trasladar al afectado.
Hay que recordar, que las secuelas dependerán del tipo de accidente cerebrovascular, de la ubicación de la lesión y del daño que haya causado. Existen unos que dan tiempo y otros que son fulminantes.
Además, estos ataques encabezan la lista de causas de incapacidad en las personas, pues suelen producir hemiplejía (parálisis de un lado del cuerpo).
Hay que dejar de darle poca atención a los síntomas neurológicos. “Cuando una persona tiene un dolor torácico se alarma, acude inmediatamente al médico porque supone que está teniendo un infarto agudo de miocardio (tejido muscular del corazón), lo que genera que muchos pacientes se atiendan en la etapa temprana, en los primeros minutos u horas. No ocurre lo mismo con los síntomas a nivel de cerebro”, explica Gabriela Acuña, directora médica del hospital Teodoro Maldonado Carbo y especialista en Neurología.
Sabe que cuando alguien tiene, por ejemplo, una dificultad para mover el brazo o la pierna o problemas para caminar, lo primero que piensa es que se trata de algo leve y que se va a pasar. No se percata de que en ese momento puede estarse generando una lesión potencialmente irreversible.
Por eso es imprescindible la terapia y no solo física. En estos casos hay otros profesionales que deben intervenir para ayudar al paciente.
Suelyng Layman, psicóloga clínica, neurocientífica cognitiva y del comportamiento, especializada en España y docente de la Universidad de Guayaquil, recuerda que las secuelas también son psicológicas, especialmente cuando la persona tiene que asimilar que hay ciertas actividades que ahora no podrá hacer producto del ataque cerebral. “La familia es el primer apoyo, vendrían a trabajar como coterapeutas, para ayudar a que se logre asimilar la situación”, explica.
Pero así como la familia es coterapeuta, también debe recibir atención. No hay que olvidar que ese nuevo estilo de vida no solo afecta a quien tuvo el ataque cerebral sino también a su entorno. Todos tendrán que acoplarse.
Para estar preparados, EXPRESO presenta una guía sobre cómo identificar un accidente cerebrovascular, qué hacer, cuáles son los factores de riesgo y los síntomas clave, además de mostrar quiénes son los que tienen más probabilidades de recuperarse.