No apto para menores

Se trata de un país, no de una película. Se trata de la muerte y de la violencia brutal y no de escenas que van del rojo comercial de las sombras de Grey al porno duro. La calificación es de Leonardo Padrón, ese excelente escritor y pensador venezolano ante su país, que sigue hundiéndose en la desesperación y en el terror frente al silencio de muchos de los gobiernos latinoamericanos y la aprobación de los que creen que la violencia es uno de los pasajes necesarios para la liberación del hombre latinoamericano. Dios escribe recto con líneas torcidas, leído en clave de manual de materialismo dialéctico con notas pie de página del socialismo del siglo XXI.

Para quienes pensaban y se consolaban con que los infiernos donde la gente no tiene qué comer y los familiares mueren por falta de medicinas, se caen por su misma tragedia, la respuesta es que no. “La actual situación es insostenible por mucho tiempo más, se asegura. Pero en estos días hemos descubierto que el infierno tiene varios sótanos. Y los gerentes de la pesadilla han demostrado que no poseen escrúpulos a la hora de extremar sus agravios”, escribe Padrón.

El balance es tremendo. La OEA, pese a las buenas intenciones de su secretario general, ha fracasado. No son los días de Contadora, donde un grupo de países latinoamericanos democráticos podían mediar en los conflictos. Ni los de México, que interpuso su diplomacia y su prestigio para lograr los acuerdos de paz de la guerra civil en El Salvador y en Guatemala, que se firmaron en Chapultepec.

Una nueva tuerca se ha añadido para asfixiar a Venezuela. La propuesta de Maduro para una constituyente. Si se impone, “nos convertiríamos en una audiencia agónica ante una cadena presidencial gritando espejismos en el desierto. Esta vez la diáspora tendría la prisa de las estampidas”.

La situación es terrible para los venezolanos pero es decisiva. Pregunta que ninguna filosofía de la historia puede responder: ¿por qué han tenido que sufrir tantos seres inocentes a quienes solo les tocó la mala hora de nacer y vivir en el desamparo de un régimen fracasado?