Foto referencial. La falta de actividad física y la ingesta de comida chatarra impulsan este mal.

Alerta a ninos sedentarios

Un negativo cambio en el estilo de vida de los guayaquileños, una alimentación rica en calorías, azúcares y grasas saturadas, junto a la prolongada y cada vez más recurrente inactividad física, ha producido un incremento en los casos de diabetes infant

Un negativo cambio en el estilo de vida de los guayaquileños, una alimentación rica en calorías, azúcares y grasas saturadas, junto a la prolongada y cada vez más recurrente inactividad física, ha producido un incremento en los casos de diabetes infantil en la ciudad.

Esta enfermedad, que décadas atrás afectaba solo a los adultos -o al menos, eso se creía- también ha tomado como rehenes a los niños. A pequeños de entre 7 y 12 años que, según la magnitud del problema, deben acostumbrarse a ser vigilados de forma permanente por endocrinólogos, cardiólogos y nutricionistas para estar bien y sobrevivir.

La diabetes se caracteriza por aumentar los niveles de azúcar en la sangre debido a la falta de producción de insulina. En los chicos hay dos tipos principales. La más común de tipo 1, causada por un fallo genético inmunológico que ataca al organismo, y la de tipo 2, la prevenible y originada por la mala alimentación y sedentarismo.

En la ciudad, según cifras emitidas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 53 menores, entre 1 y 19 años, fueron diagnosticados con el mal en el 2014. La mayoría con diabetes tipo 1, la más común hasta entonces.

Hoy, el panorama es distinto. María Vanegas, jefa de Endocrinología del hospital Luis Vernaza, por ejemplo, mensualmente diagnostica a través de la consulta privada un mínimo de 10 casos de diabetes infantil tipo 2. Algo similar ocurre en el Hospital Guayaquil. Del total de diabéticos valorados, el 30 % (un promedio de 120 personas) corresponde a niños y adolescentes.

Sebastián R., guayaquileño de 11 años, integra el grupo. Fue diagnosticado con la enfermedad hace apenas 5 meses y luego de que los primeros síntomas se hayan dado a notar (ver gráfico). Actualmente está en tratamiento. Cambió su estilo de vida, toma fármacos, no requiera aún de insulina, pero debe hacerse constantes pruebas para medir la glucosa. Sus padres dicen gastar en ello cerca de $ 600 mensuales.

Para Roberto Cedeño, especialista del hospital Guayaquil, el alcance de esta patología, que estima supera actualmente los casos de diabetes tipo 1, está ligado al también aumento de obesidad, que afecta (según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2011- 2013) a 3 de cada 10 niños en edad escolar.

“Los niños siguen llevando a la escuela colaciones altas en carbohidratos y comida chatarra. En casa, asimismo e incluso cuando son bebés, a los pequeños les dan más comida de lo normal porque aún sigue vigente esa idea de que si se está gordito, se está sano”, precisa Vanegas.

A esto ella suma el miedo y la inseguridad. Los padres ya no llevan a sus hijos al parque ni a caminar o correr porque temen ser asaltados. “Ellos no los incentivan a entrenar. No se dan cuenta de que el sedentarismo los está matando. La diabetes deja más víctimas que el cáncer. Y el estar pegados frente al televisor o la tablet contribuye a ello”, añade.

Ayer se conmemoró el Día Mundial de la Diabetes y hospitales como el Francisco de Ycaza Bustamante, Luis Vernaza, Alcívar y Guayaquil, realizaron diversas casas abiertas con información sobre cómo prevenir este mal que afecta a 800.000 ecuatorianos.

Hacer deporte; andar en bicicleta, caminar o nadar al menos 30 minutos, 3 veces por semana; y llevar una dieta rica en fibras y pobre en azúcares fueron algunas recomendaciones.

La clave está en la nutrición, acotó Hamilton Abad, líder de Endocrinología del hospital Guayaquil, para quien los padres son quienes pueden modificar esas estadísticas.

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Carencia de cifras oficiales

En Guayaquil no hay cifras oficiales actualizadas sobre la problemática, a decir de los expertos, porque la dolencia es relativamente nueva (el incremento se ha dado en los últimos años) y porque no hay una estadística clara de los pacientes.

En la ciudad los hospitales llevan un registro según los casos que ven. Es su manera de analizar el alcance de la patología a nivel local.