Quito

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Su fe y su dedicación motivan a Joaquín cada año a continuar con la tradición de armar el pesebre.Henry Lapo.

Pesebres navideños, muestra de tradición y fe

Miles de piezas dan forma los pesebres, que también representan las tradiciones de Ecuador. Es una actividad que une a familias y vecinos 

Entre las calles angostas del barrio San Juan, en el centro, se encuentra la vivienda de Joaquín Martínez, quien lleva 65 años trabajando en su pesebre navideño.

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Explica que en un inicio era un pesebre tradicional con pastorcillos, pero luego decidió plasmar en él la historia de la vida de Jesús.

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El pesebre cuenta la historia desde la anunciación del nacimiento hasta cuando José, María y el Niño Jesús tuvieron que huir después de la orden que dio el rey Herodes para que maten a todos los bebés de Belén.

Cada año, Joaquín añade nuevas piezas a su pesebre. Uno de los detalles que más destacan es la elaboración minuciosa que hizo de la Basílica del Voto Nacional. Las torres de la Basílica están hechas de madera y las ventanas están adornadas con vitrales. Joaquín dice que no podía faltar este elemento en su pesebre, ya que es parte de su vida.

El pesebre además incluye un fragmento de su barrio, San Juan. Desde las faldas del Ruco Pichincha es posible ver la Basílica y las calles empedradas del barrio. Joaquín quería que su pesebre reflejara su amor por Quito, su cultura y su barrio.

Cada año él enciende las luces de colores de su pesebre y lo disfruta con su familia, amigos y vecinos. Considera que el pesebre es un símbolo de esperanza y de fe.

El pesebre se convirtió en un espacio para reflexionar, rezar la novena y disfrutar de la compañía de vecinos que acuden a apreciar esta obra de arte que se empezó a armar desde noviembre. Entre risas comenta Joaquín que desarmarlo es todo un proceso. “Si me da pereza para desarmar, lo puedo dejar hasta febrero”, bromea.

Las figuras en miniatura forman miniciudades que causan gran impresión. Es imposible irse sin capturar increíbles imágenes del pesebre.

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Los heladores de Quito como parte de la tradición.Cortesía.

Continuando la tradición de ser buenos anfitriones, las familias comparten historias, mensajes, abrazos, dulces y un café con quienes visitan sus pesebres.

En otro punto de Quito, en el sector de La Magdalena, se encuentra el nacimiento de Cecilia Peñaherrera, hermoso también.    Está lleno de pequeños poblados que escenifican los viñedos, la nieve en la región norte, pequeñas ciudades romanas, juegos de circo, mercados y fiestas populares. Además, en este pesebre está representada cada una de las regiones del país.

Tampoco pueden faltar las fiestas populares de su natal Pujilí y otras tantas figuras que, a decir de la creadora del nacimiento, sirven para pedir al Niño bendiciones para todos. Es así que en el nacimiento hay siete Niños Jesús, que representan a cada uno de sus hijos.

Para Cecilia, de 80 años, armar el pesebre es una forma de mantenerse activa.    Elaboró cada figura    con sus manos, como los danzantes del Corpus Christi, la representación del palo ensebado, platos típicos y las iglesias más icónicas del mundo.

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Su grupo de bailoterapia también está representado en el pesebre. Hay estatuillas de abuelitos jugando cuarenta, leyendo cuentos a los nietos, sentados alrededor de una laguna con patitos, como símbolo de cariño.

La elaboración del pesebre no es solo un momento de unión familiar, también promueve el trabajo en equipo entre vecinos. En este mismo sector, en la iglesia Inmaculada Concepción El Comercio, los vecinos que acuden a este lugar se unieron para formar un pesebre gigante con planchas de espuma flex.

En este lugar se siente paz. Los integrantes de esta comunidad son muy unidos y recibieron al equipo de EXPRESO bailando y cantando un villancico. “Pastores, venid, pastores, llegad y adorad al niño, que ha nacido ya”.

El párroco Charles Serrano dice que para este año quieren representar a “Jesús como el pan vivo bajado del cielo”. Explica que esta idea está en conexión con el Congreso Eucarístico Internacional que se va a realizar en Quito en 2024 y hay la posibilidad de que papa Francisco visite el país.

Indica que empezaron a armar el belén desde el mes de octubre. Es un trabajo coordinado: mientras unas personas cortaban las planchas de espuma flex, los jóvenes daban vida a Jesús, María y José a través de la pintura.

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Los ojos, el cabello, sus facciones eran delineados cuidadosamente. También fabricaron un horno de pan usando material reciclable para acompañar la escena del nacimiento.

Todo el esfuerzo se ve reflejado en las figuras, que miden casi tres metros. Este pesebre estará expuesto hasta la época de carnaval del 2024.

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