No son solo bandas

El crimen organizado no es el único problema que provoca episodios de violencia en las cárceles. El hacinamiento y la falta de infraestructura también, que se solucionan con más recursos y un uso apropiado del derecho penal.

La agitación de las cárceles es autoría de bandas criminales y de esos intereses que tienen detrás para crear inestabilidad y pánico en el país. Pero no solo es un problema del crimen organizado. Hay deficiencias en el sistema y problemas estructurales que no se han resuelto y cuya solución -más o menos inmediata- sí está en manos de las autoridades de turno.

Que haya hacinamiento no tiene nada que ver con las bandas, tiene que ver con un modelo penitenciario y penal que podría empezar a corregir el afán de aglomerar a los presos creando más infraestructura y mejorando el criterio judicial que envía a prisión preventiva como si fuera la disposición prioritaria y no la excepcional. Para ello y para evitar que se fuguen como se han fugado tantos sospechosos -por ejemplo, de grandes casos de corrupción- es urgente que haya verdaderos controles migratorios y que se disponga de suficientes grilletes electrónico o efectivos para aplicar medidas sustitutivas sin riesgo a dejar casos alarmantes en impunidad. Todo eso se puede hacer y se puede hacer ya: con voluntad y recursos. No depende de ponerse de acuerdo con los delincuentes ni de aguardar a los resultados de una buena inteligencia para desmantelar el poder del crimen. Eso es tarea estatal y está pendiente.