Ni perdón ni olvido

Las autoridades deben actuar en consecuencia para que no exista perdón ni olvido.

Uno de los conflictos más graves del Ecuador es la falta de memoria, que empuja a la sociedad a repetir errores históricos con las graves consecuencias que esto acarrea. No se debe olvidar, por ejemplo, aquella tarde del 12 de octubre de 2019, cuando el Ecuador presenció indignado un hecho inédito. El edificio de la Contraloría, ubicado en el centro de Quito, fue atacado por un grupo de encapuchados que saqueó las oficinas y terminó por incendiar las instalaciones, ante la impavidez de policías y civiles. Valiosos documentos se perdieron o quedaron reducidos a cenizas. Muchos quizá contenían pruebas de casos de corrupción que jamás serán revelados. Tras una violenta jornada de protestas por las medidas económicas anunciadas por el régimen, dirigentes de movimientos sociales fueron involucrados en hechos graves como la retención de agentes y periodistas. La convulsión llegó al extremo de que los revoltosos saquearon y atacaron además a empresas privadas que habían decidido retomar las actividades. Más de treinta personas fueron detenidas con fines investigativos, pero no existe ninguna sentencia en firme que advierta a quien se le ocurra atentar contra las instituciones. Las autoridades deben actuar en consecuencia para que no exista perdón ni olvido.